El mantel de Noa, grupo de folk aragonés, estrena su último trabajo Islas errantes, un disco con 14 temas de composición propia y canciones tradicionales con arreglos, que navegan a través de sonidos sefardíes, arpas irlandesas y melodías de tierras lejanas para crear una atmósfera suave, que permite viajar sin hacerlo a, como describe Miguel Ángel Fraile, miembro del grupo, «esa isla personal donde nos escapamos cuando necesitamos estar solos, donde encontramos lo mejor de nosotros mismos».

Fue en 2015 cuando El mantel de Noa publicó por última vez, y «ya era hora» de regresar, dice Fraile. Junto a Pilar Gonzalvo se plantearon si lanzar Islas errantes este año o el que viene pero al llegar la pandemia y el confinamiento de marzo encontraron la oportunidad perfecta para componer. En este nuevo trabajo se vuelve a ver la predilección del grupo por las melodías armenias e irlandesas, siempre presentes en su historia. «En realidad, no nos importa el país, sino lo que nos cuenta la melodía», indica Miguel Ángel Fraile.

Con ritmos pausados y una atmósfera singular, creada por el arpa de Pilar Gonzalvo, se idea Islas errantes, donde no han querido dejar fuera las canciones tradicionales ajustadas. Un trabajo a cuatro manos que se basa en alterar los timbres de los instrumentos, crear «improvisaciones estudiadas» y dotar a esos temas de la «chispa» para que no sean repetitivas, aunque en algunas ocasiones mantienen esa repetición en la melodía para dar lugar a «mantras sonoros», explica Fraile.

Son 14 las canciones que componen Islas errantes pero son muchas las que no lo hacen. De las composiciones que surgieron en la cuarentena de marzo algunas de ellas no han entrado en este álbum: «Se quedan fuera, en nuestra lista imaginaria», dice Fraile, a la espera de incluirlas en sus próximos trabajos o en los conciertos, donde tocan algunas de ellas.

Precisamente, El mantel de Noa ha podido actuar durante los meses de verano, en Jaca como parte de Mirando las estrellas desde la Ciudadela, en Tardes de Patio o en Atardeceres en la plaza: «Es una experiencia maravillosa y distinta. En el escenario creamos nuestro mundo pero es importante mirar al público a la cara».

Como parte de esta nueva experiencia de la música en pandemia, Música encantada producciones, productora asociada a El mantel de Noa, ha organizado el IV Festival Música en las nubes, con conciertos y exposiciones en el Centro Cívico Delicias, del 18 al 20 de diciembre. Este año, por la situación sanitaria excepcional, se ha decidido ampliar los conciertos a dos más de los que vienen siendo habituales. Destaca por la misma razón la diversidad territorial de grupos, hay desde representación nacional con Galicia (Germán Díaz y Benxamín Otero) hasta internacional María Mazzota (Italia). Aún así «hemos mirado a Aragón», señala Fraile. «Tenemos mucha amistad con músicos de todas partes, con trabajos menos conocidos, y merece la pena que la gente se acerquen a verlos». El primer grupo que actuará en este marco es Pekata Mundi, un puente entre Aragón y Japón. Con este panorama de artistas internacionales, Fraile cuenta que se han dado momentos de incertidumbre a la espera de saber si podrán finalmente acudir al festival: «Si la cosa se tuerce pues se tuerce, pero apostamos por seguir adelante».