El guionista y director cántabro Manuel Gutiérrez Aragón, retirado en 2007 tras el rodaje de Todos estamos invitados, reconoce que echa "muchísimo" de menos el cine, que, según dice, es "un tóxico muy potente" que actúa con "mucha rapidez".

"Por mucho que escriba novelas o haga otras cosas, mi vida es el cine", subraya tras haber recibido el Premio a la Cinematografía de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Al principio, explica, "simplemente era un espectador", porque su vocación era de escritor e ingresó en la Escuela de Cine "sólo para ver películas". Pero ese "tóxico" le fue "picando", de escritor pasó a guionista o, dicho de otro modo, "escritor de películas", y de guionista acabó llegando a director. "Fui un director lento", sostiene el premio nacional de cinematografía de 2005.

Ahora que lo ha dejado, lo echa de menos, pero las dificultades, sobre todo para conseguir financiación, pesan más que sus ganas de rodar. Y eso que le gustaría filmar una nueva historia sobre el valle del Pas. El cine, a su juicio, atraviesa una "sequía" en la que se unen "una cierta desafección del público" y una "falta de apoyo institucional".

El director de Habla mudita, El corazón del bosque o La mitad del cielo considera que el cine necesita "de algún apoyo del Estado", pero lamenta que eso hoy "se mira mal" e, incluso, se ve como "un trato de privilegio". "La gente tiene una visión del cineasta y del artista un poco equivocada. Cree que son unos bohemios o que van a vivir de cualquier manera, o que son ricos, riquísimos. Pero en medio de eso hay muchos creadores que no son ni bohemios ni ricos. Y todos esos son los que hacen realmente el cine", argumenta.

Conocido sobre todo por su faceta de director, explica que su vocación inicial era la de escritor. A eso es a lo que se ha dedicado en los últimos siete años, a escribir, un trabajo "mucho más solitario", pero en el que ha encontrado "la libertad" de poder "contar lo que quiera, con los medios que quiera y con todo el tiempo del mundo".

A su juicio, de las guerras y de las crisis nacen buenas historias. Y por ello asegura que después de la Guerra Civil, la actual crisis económica será "el segundo gran tema español de los próximos años".