LUGAR Y AÑO DE NACIMIENTO PAMPLONA, 1953.

NOVELAS ´EL PECADOR IMPECABLE´ (1986), ´AZUCENA, QUE JUEGA AL TENIS´ (1988), ´OLE´ (1991), ´LA INFANTA BAILA´ (1997), ´DIAS DE AGOSTO´ (2000).

RELATOS ´CUENTOS PENDIENTES´, PRESENTADO ESTA SEMANA EN AMBITO CULTURAL DE EL CORTE INGLES.

ACTIVIDAD PERIODISTICA ES COLUMNISTA DE ´EL MUNDO´, DIARIO EN EL QUE FUE SUBDIRECTOR DE OPINION.

--Cuentos pendientes incluye el relato El Portero, llevado al cine por Gonzalo Suárez con el actor Carmelo Gómez ¿En qué medida el cine influye en su forma visual de escribir?

--Reconozco que soy un escritor muy visual, pero eso no lo saco del cine. Hay un equívoco: Se tiende a creer que lo visual viene del cine, cuando ha estado presente en la literatura siempre. Es imposible describir sin visualizar, sin plantear una geografía de los personajes, sobre cómo va a ir ese hombre de la mesa a la silla, en una cocina. La visualización viene de la literatura.

--A la vista de las batallas de La Ilíada, alguien podría decir que el cine lo inventó Homero

--Claro, es que hay que visualizar en la pantalla interior de la frente antes de escribir. No reconozco prácticamente ningún recurso del cine en mis relatos, quizá algo del ritmo o la estructura. Pero distingo cuando hago un libro o un guión. El cine normal no superará nunca la estructura convencional de la narrativa literaria. Ahora se estudian los tres actos en todas las escuelas de cine. Ya estaban en el teatro o en la novela canónica con planteamiento, nudo y desenlace. Es el cine el que ha estado influido por la literatura.

--Usted ha dicho que tiene que luchar en los relatos contra la impaciencia de la facilidad de la escritura, que la facilidad es el enemigo ¿Qué ha querido decir?

--Para empezar, yo soy impaciente en general. Quizá el día a día del periodismo me ha dado un metabolismo interno que tiende a la rapidez, a resolver un artículo en 20 minutos. Cuando me planto ante el papel adopto esa posición de partida del esprint. Con una novela tenía claro que tenía por delante la maratón. Pero en el cuento se te puede crear la sensación de que es una distancia corta y puede que tires a correr.

--Pero se ve que no

--Se ve que no. El relato corto requiere templanza y sosiego. Si ha de contener un mundo, si ha de ser un paquete perfectamente cerrado, si ha de haber unos caracteres de personajes, no se puede caer en el equívoco de la distancia. Es corta, pero en la proporción está el detalle. Es como pintar un soldadito de plomo. No vas a ir a brochazos. Hay que tener mucha paciencia.

--¿Se considera un escritor realista?

--Me reconozco realista, pero no veo contradicción entre realidad y ficción. En la realidad hay elementos que son material genuino de una ficción. Si sabes mirar, no tienes que irte muy lejos de la realidad. En ella están todos los elementos de lo que llamamos ficción (que no es lo que no ha sucedido). Quiero decir que todo lo que inventa un escritor o un cineasta está hecho con los mimbres de la realidad. En algún pliegue o dobladillo o rincón oculto de la realidad es donde yo meto lo fantástico o lo insólito, que en realidad se da.

--Julián Marías dice que la gran característica de lo español es el realismo. Umbral ha calificado a su literatura de minimalismo a la española

--Tengo varias influencias. El tronco mío es esa tradición realista española que incluye las distorsiones humorísticas. Desde Quevedo hasta Valle Inclán. Luces de Bohemia , con todas sus distorsiones, es el gran documento de Madrid en el lenguaje, en la sociedad, la burocracia, los politicastros, los bohemios o las putas. Pero un realista de hoy no puede mantener un estilo galdosiano. No puede estar uno fuera de las influencias culturales del momento. Ahí viene el minimalismo, el realismo sucio y otras conexiones inopinadas.

--¿Estos Cuentos pendientes tienen algún hilo común?

--La unidad de significado son el amor y el desamor, son historias de hombres y mujeres, de la dificultad de amar, de preservarlo del final y del deterioro o de la muerte.

--Usted se ha confesado hipocondriaco, un hombre que convive con el miedo

--Desde niño he tenido miedo a la muerte y a esa antesala suya que es la enfermedad. Pienso en la muerte todos los días y convivo con esa idea.

--Olé es la historia del deterioro de un matrimonio ¿Está usted convencido de que el tiempo lo corrompe, lo oxida todo?

--Esa es una de las grandes verdades. El tiempo es el gran corruptor de lo vivo y de lo inerte; del amor, de las ilusiones, de todo.

--¿Ese pesimismo se filtra en su literatura?

--No, yo soy pesimista en la vida, me siento un poco agobiado con estas cosas y tengo una idea pesimista de la condición humana y de la vida. Pero al mismo tiempo soy un optimista de la voluntad, que consigue domeñar, abrir huecos y vías de luz en el panorama.