--¿Los inmortales es un choque entre la tragedia shakesperiana y la comedia cervantina?

--La novela busca enfrentar dos puntos de vista históricos en la literatura: el de la tragedia shakesperiana y el de la comedia cervantina, que es por el que apuesta la novela. Es un enfrentamiento poético, que no es real.

--Un choque que aparece ya en la primera página del libro cuando encuentran un manuscrito, casi como en una novela de aventuras...

--Es una parodia de todas esas novelas. El manuscrito que se encuentran y que compone la novela Los inmortales es delirante. Es una burla de este recurso literario de encontrarse un manuscrito, porque, normalmente, el que se suele encontrar suele ser de misterio y el manuscrito que conforma mi novela es un delirio total.

--En el 22011, según su novela no habrá política, ¿es una crítica al sistema político o una creencia?

--Pensé que si en el futuro se consigue que la inmortalidad acabe siendo un patrimonio humano, aunque decir esto parezca una futurología barata, acabará con la política. Cuando realmente seamos inmortales ya no tendrá sentido la política, se acabará la Historia y, por tanto, también la política.

--¿Los inmortales nace de su miedo a la muerte?

--La novela nace del miedo a la muerte, de la concepción de la muerte como un misterio inhumano. La novela es vitalista, como yo, y entonces a cualquier escritor vitalista, el tema de la muerte nos produce enfado e ira. Aunque también me río de la muerte en la novela. El único personaje que le tiene miedo a la muerte en la novela se llama como yo.

--Y vuelve a utilizar personajes como Juan Carlos I o Juan Pablo II, ¿da más juego la realidad que la ficción?

--La realidad acaba dejando corto todo lo que me invento. Me invento un Hugo Chávez islamizado y el otro día veo en la tele, por ejemplo, que el presidente de Irán está visitando Venezuela. Me invento conversaciones con Juan Carlos I, hay un personaje al que se le aparece el fantasma de Stalin,... Me gusta que, en mis novelas, aparezcan los personajes históricos que han conformado nuestra idea colectiva de la Historia. En este caso, para hablar de España me es útil la figura de Juan Carlos I porque tiene capacidad para simbolizar una colectividad de nuestro país. O para hablar de la utopía comunista me sirve Stalin por sus capacidades simbólicas, pero también me sirve Marilyn Monroe, por ejemplo, para simbolizar el mundo del pop. Son los fundamentos de nuestra cultura y de nuestra sociedad.

--Juan Pablo II cae rendido a lo material en su novela, ¿es un reflejo de en lo que nos hemos convertido?

--En la novela se reflexiona sobre lo material. Vivimos asediados por lo material, pero a mí me gusta recordar la gente que nunca tuvo nada. Esta obsesión por lo material quiere ser un recordatorio de que hubo un tiempo, y no hace tanto, en que la gente no tenía nada. En este caso, Juan Pablo II celebra lo material como si de una eucaristía se tratase, porque ha sido también una redención del ser humano, aunque ahora vivamos ya cansados de lo material.

--¿Cree que el Rey se enfadaría si leyera su libro?

--Me gustaría que Juan Carlos I leyese mis ficciones. Creo que no se las tomaría a mal sino que entendería perfectamente lo que digo. Lo convierto en un icono pop, algo parecido a lo que Warhol hacía, salvando las distancias ya que no tengo su talento, con Mao o con Elvis.

--En la línea de esa nueva narrativa que se está imponiendo, ¿es una forma de renovar la literatura?

--Estamos en el siglo XXI. La literatura siempre evoluciona, explora nuevos territorios. Aunque no haya rupturas, sí que hay crecimiento. Hay 50.000 realidades nuevas que no existían en los 80. Y eso es lo que está pasando con la literatura. Como la sociedad ha cambiado, la literatura está intentando representar esta nueva sociedad en la que vivimos. A mí, la cultura pop me parece que había tardado mucho en entrar a la literatura y lleva haciéndolo desde hace tiempo, pero cada vez es más evidente que hay una cultura hija del pop que está entrando y eso sí que puede producir cierta sorpresa.

--En Los inmortales, siete escritores viajan a la luna... ¿La cultura se ha convertido en un espectáculo mediático?

--Mis novelas son ambiguas. No sé si critico eso o lo celebro. Hay un personaje que se llama como yo que viaja a la luna en un acontecimiento literario. Siete poetas que viajan a la luna para escribir a pie de luna y eso lo pagan los estados occidentales. No sé si es una crítica o una celebración de la cultura. Lo que está claro es que la gente necesita cultura porque, ¿qué sentido tiene la riqueza si no es para generar cultura? Básicamente somos seres culturales, es verdad, que lo primero que necesitamos es alimentarnos, pero, después, tenemos la necesidad de pensar y reflexionar. Ningún capitalismo va a quitar esto. La necesidad de cultura es innata.

--¿La están matando?

--Creo que querernos hacer más incultos amparándose en la crisis económica es un grave error, porque la cultura no tiene un gran coste económico y hace feliz a la gente.

--¿De verdad le gustaría ser inmortal?

--Sí. La literatura tal y como la concibo nace de una enorme fascinación y pasión por la vida y pensar que tiene que tener límite, es muy doloroso e incomprensible.