Sin apenas anunciar el proyecto, llenaron dos días consecutivos La Campana Underground en febrero en lo que se puede considerar el punto de partida de La máquina de Turing, un dúo formado por María Calavia y Yerai Rubio, que formaron parte hace unos años de Síncopa y que vuelven a unirse en este nuevo proyecto con un objetivo claro, «hacer las cosas bien y, a partir de ahí, a donde nos lleve», empieza contando Calavia, que prosigue: «No nos ponemos un techo, aspiramos a poder mover nuestras canciones, salir con ellas, enseñar nuestra música y llegar todo lo lejos que podamos llegar teniendo en cuenta que tenemos unos trabajos para seguir adelante. Nuestra idea es poder disfrutar y salir de Zaragoza a crecer musicalmente». A su lado (en la pantalla ya que la situación obliga a hacer la entrevista por Skype), Yerai Rubio asiente a su compañera de proyecto y apunta: «Uno hace esto porque es tu billete de escapada a aventuras y experiencias nuevas y estas cosas te van llevando a otras. Al final lo que nos gusta es tocar y hacer conciertos, ¿a qué aspiramos? A poder hacer conciertos allá donde vayamos y lo más frecuente posible teniendo en cuenta nuestras vidas personales».

El siguiente paso después de aquella presentación, cuando se normalice esta situación que se está viviendo actualmente, es entrar en el estudio: «Vamos a grabar nuestro primer EP con Txarlie Solano (Mäbu) como productor y así tener cuatro o cinco temas para mostrar nuestro trabajo y que haya una referencia. También queríamos preparar una serie de conciertos para mayo y junio y presentar nuestras canciones. Dado el momento actual no sabemos cómo va a evolucionar pero la idea es esa aunque se retrase y seguir preparando temas nuevos».

¿Cómo es la creación de canciones en La máquina de Turing? «Hasta ahora -explica María Calavia-, las canciones las compongo yo, hago la letra y la melodía principal. Tengo una primera idea y hago un acompañamiento básico de guitarra y luego ya nos juntamos y sobre eso vamos construyendo y haciendo cambios, rompiendo esa idea cerrada que puede tener el que la crea para darle aire y otro toque diferente». «Yo no estoy contaminado por María que ha hecho la canción y veo cosas que a lo mejor ella no se ha dado cuenta y entre los dos combinamos. Su virtud es hacer canciones con mucha facilidad y muy bien. Contra eso, ¿para qué me voy a poner yo si no puedo competir? Yo trato de aportar cosas que conozco y que puede ayudarnos a construir algo que esté bien», le apunta Yerai Rubio.

Todo con un objetivo, o al menos buscándolo, señala la propia María Calavia: «Una cosa que siempre nos dicen y que es algo que marca el grupo es que la gente se engancha a las letras de las canciones. Lo que queremos hacer a nivel musical es, con cada canción, crear un minimundo, que vayan de la mano la música y la letra para que se transmita mejor. La forma de contar las historias también forma parte de la esencia de La máquina de Turing».

Yerai Rubio, por su parte, también apunta que el que la formación esté compuesta por dos miembros no es casualidad: «Antes, con nuestro otro proyecto, íbamos como banda y ahora el enfoque es que el dúo suene a un grupo no a un acústico, que suene ya a grupo de banda y para eso revisamos los arreglos de canciones para abarcar todo el sector musical de melodías, bajos… Queremos defender el grupo de dos porque funciona mejor a la hora de viajar y todo. En ese aspecto un referente que tenemos es Mäbu, van a dúo, son una referencia y lo hacen de una forma muy parecida a como lo queremos hacer nosotros».

Precisamente en cuanto a referentes, María Calavia tiene claro que «a veces te planteas un camino y luego te sale rana, tienes unas referencias musicales y cuando compones dices ‘yo quería que sonara a este grupo que me encanta’ y realmente suena a este otro que no me gusta. Tenemos claro que queremos salir de nuestra zona de confort porque si te pones una meta lejana te lleva por caminos nuevos que si te pones como objetivo el grupo que te gusta. Estamos jugando a ver hacia dónde nos lleva la experimentación», concluye Calavia.