Después de participar en 70 películas, para que se implique en una, a Maribel Verdú le interesa «la historia por encima del personaje». Pero en Sin rodeos, la cinta de Santiago Segura que ayer la trajo al Paraninfo de la Universidad de Zaragoza en una nueva sesión de La buena estrella, su personaje no se parece a ninguno de los que ya ha hecho.

Encarna a Paz, una mujer que trabaja en una agencia de publicidad, a la que todo se le tuerce: el trabajo cuando se incorpora una joven (Cristina Pedroche), que controla el lenguaje del nuevo márketing, mientras que ella es todo madurez y equilibrio y «se angustia mucho»; tiene problemas también con su pareja, con su amiga, su hermana ... Es víctima del estrés, de los tiempos en los que nadie escucha a nadie y ella busca la solución en un personaje que sale en televisión, que le da una pócima y, «a partir de ese momento, dice todo lo que le pasa por la cabeza. Se queda sin filtro».

«UNA MUJER VALIENTE» / Si la situación se trasladara a la realidad, sería «un suicidio social». A Maribel Verdú, lo que le gusta de su personaje es «lo valiente que es, porque si dices todo lo que piensas, te arriesgas a perderlo todo», reconoció. Por eso, preguntada si ella también callaba, dijo: «Yo tengo ese defecto, que no me callo»; aunque sí que señaló que «sería bueno tomarse un día la pócima y al siguiente que solo yo me acordara».

Sin rodeos, que se estrena el 2 de marzo, es un remake de la película de Nicolás López, la segunda más taquillera de la historia de Chile. «Fíjate si tiene ojo, que como Santi (Segura) le produjo su primera película y se hicieron amigos, cuando llegó esta, le compró los derechos antes de que fuera tan taquillera». Y supone la primera comedia de Santiago Segura lejos de Torrente, con la que «no tiene nada que ver, aunque sigue siendo un retrato de las miserias de la sociedad». Cuando le llamó, «yo ya me imaginaba de detective de Torrente» pero como iba a grabar Superlópez, le dijo que no podía y «adelantó el rodaje». Y es que aunque hay muchos cameos (Flo, Gran Wyoming, Quique San Francisco, Cañita Brava o Bigotes hirientes), Maribel Verdú sale «todo el rato, en 97 secuencias».

En la película hay situaciones «y gente con la que te identificas, como esa en la que hago ruido cuando ronca mi marido y que nadie que no haya vivido una situación así puede hacer», reconoció, para luego recordar cuando era niña en «casa de mis abuelos» y ellos sí que roncaban.

Verdú considera que Sin rodeos es una «película feminista», porque «Santi es todo lo contrario a Torrente, es feminista, como tantos hombres», y en la película «ridiculiza los comportamientos machistas». De hecho, considera que el 2017 «marcará un antes y un después porque a partir de ahora, ningún jefe va a atreverse a avengonzar a una mujer porque se la juega. No todo vale y yo creo que estamos más protegidas».

En cuanto a la forma de trabajar, explica que con Santiago Segura «no se improvisa nada pero cuando ves el resultado, entiendes por qué». La película ha gustado mucho tras los primeros pases. Esta semana, 15.000 personas asistieron al preestreno en 100 cines; y en la Universidad Complutense, Segura «decía que no recordaba nunca que la gente se riera tanto». Ayer en el Paraninfo, una hora antes del encuentro, varias personas ya hacían fila para ser las primeras en ver a Maribel Verdú.

CAMPAÑA PARA HIJA ADOPTIVA / No es la primera vez que participa en La buena estrella, ha rodado varias películas aquí (la última, La novia, de Paula Ortiz) y estado de gira con todas sus producciones teatrales, tanto, que casi casi se siente «aragonesa». Pero al enterarse que existe la figura de hija adoptiva de la ciudad, exclamó: «Tenéis que proponerme y hacer una campaña». Además, esta distinción se entrega en octubre y el 2 es su cumpleaños, «lo que sería un regalo enorme». Eso sí, entonces seguirá haciendo frío, porque «aquí es donde más frío he pasado en mi vida». Hasta entonces, quedan más buenas estrellas.