El cine español rendirá este sábado en su fiesta anual un merecido homenaje a la actriz y cantante Marisol. Retirada totalmente de los focos mediáticos desde los años 80, lo que ha acrecentado aún más su mito, son muchos los que se preguntan si acudirá a la ceremonia a recoger el Goya de Honor. Su entorno más cercano ya aseguró en octubre, cuando se dio a conocer el reconocimiento, que no iría. Lo mismo piensa el escritor zaragozano Javier Barreiro, autor del libro 'Marisol frente Pepa Flores': «Si en todos estos años no se ha dejado ver, no tendría sentido, porque correría el riesgo de que luego le molesten las televisiones y los programas del corazón», subraya Barreiro, que apunta que se limitará a mandar unas palabras de agradecimiento y quizá «a alguna de sus hijas».

En este sentido, el escritor de una de las dos únicas biografías de Pepa Flores (la suya se considera la más rigurosa y la única autorizada) sostiene que acudir a la gala sería «incoherente». Además, apunta que perdería ese halo de misterio que ha rodeado su figura desde que en 1985 estrenó su última película y dejó de aparecer en público. «Muchas actrices y artistas han alimentado su mito desapareciendo de la vida social y, en el fondo, creo que lo que ella quiere es que le dejen en paz. Y eso que es muy cariñosa», explica Barreiro.

Sin duda, lo que está claro es que convencerla para que asista no parece una tarea sencilla. Y eso que la ceremonia de los Goya se celebra este sábado en Málaga, su tierra natal. De hecho, ni siquiera volvió al estudio de grabación para participar en el disco que su hija, Celia Flores, dedicó al repertorio de su madre hace unos años. «Cuando vives en el mundo del espectáculo estás inmerso en un universo que no es cierto, no vives la realidad; y cuando ese mundo se desmorona, puedes llegar al suicidio». La frase, atribuida a Pepa Flores, resume a la perfección su exilio artístico y, quizá, sus ganas de desaparecer del foco mediático.

Aseguran que incluso ha recibido ofertas millonarias para que volviera a los escenarios, pero ella las ha rechazado. Un gesto que agranda aún más su leyenda. Con todo, los vecinos del barrio de La Malagueta aseguran que tampoco se esconde y que es habitual verla paseando con su perro en el paseo marítimo.

«Es muy cariñosa y amable, lo que pasa que ya no quiere saber nada de ese mundo», subraya Barreiro, que conoció a Marisol poco antes de publicar la biografía en 1999. «Cuando terminé de escribirlo se lo mandé por si había algo inexacto. Me llamo enseguida para agradecerme que la hubiera tratado bien y me invitó a pasar un día en Málaga», explica Barreiro, que recuerda que cambió muy poco del libro. «Eso sí, me pidió que no diera a conocer su dirección», añade.

El escritor zaragozano recuerda que el libro fue un encargo de Manu Leguineche y que si lo aceptó fue porque le interesó la oferta económica. «Fue un trabajo arduo y cansado porque no había ninguna biografía suya y tuve que hablar con mucha gente», indica. Incluso tuvo que acudir a la redacciones de las revistas del corazón para bucear en sus números, una tarea «latosa» porque Marisol fue una fija del papel cuché entre 1960 y 1980.

Su posado en ‘Interviú’

Y es que, tal y como reconoce Barreiro, Marisol se convirtió casi «en un fenómeno sociológico» en una España que, como ella, viajó del franquismo y la tradición a la modernidad. «Representó ese cambio de la sociedad rural a la urbana y en un ejemplo de un país totalmente diferente en el que cabían el divorcio, los desnudos y los porros», señala Barreiro.

No hay que olvidar que su paso de niña prodigio a militante comunista y su posado en Interviú revolucionaron todo el país y supusieron «una ruptura con su pasado», según el biógrafo.

Lo que nadie duda, y menos Barreiro, es que Pepa Flores se merece sobradamente el Goya de Honor por toda su trayectoria. «Muchas de sus películas no fueron muy buenas, pero ella brillaba con luz propia en todas ellas y tenía unas grandes cualidades como cantante», indica el escritor zaragozano, que considera que podría haber alargado mucho más su carrera. «Eso sí, su decisión de marcharse de todo este mundo es totalmente respetable y muy loable», concluye.