Es el padre de Simba de El rey león, el de Ariel de La Sirenita, el de Mulán y el de otros tantos personajes que han endulzado la infancia de millones de niños. Mark Henn (Ohio, 1958) es uno de los animadores de Disney que más prestigio han acumulado, y ayer estuvo en el CaixaForum de Zaragoza inaugurando un ciclo de conferencias que complementan la exposición Disney: El arte de contar historias, que podrá visitarse hasta el próximo 31 de marzo en este mismo edificio.

-¿Cómo se siente al formar parte de la infancia de tantos niños?

-Me hace sentir viejo (ríe). Mi padre era profesor y solía decir que uno se daba cuenta de que se tenía que jubilar cuando le había dado clase a niños, a los hijos de esos niños, e incluso a los nietos de esos mismos niños. En ese punto estoy yo. Pero ha sido muy bonito. He tenido mucha suerte y de eso quiero hablar hoy en la conferencia, quiero profundizar en esa idea de la transición de la primera época dorada de la animación en Disney hasta la segunda, de la que soy parte.

-¿Cuándo fue la primera vez que recuerda en la que pensó que quería dedicarse a esto?

-Pues probablemente tenía menos de 10 años. Dibujaba todo el rato. Mi madre cuenta que hizo que yo empezara a dibujar poniéndome un lápiz y un papel en las manos cuando estábamos en misa para que me estuviera callado. Siempre disfruté dibujando y creo que fue cuando vi La cenicienta, la versión que sacaron en los años 60, cuando me enamoré de la idea de crear dibujos que cobran vida.

-Su primer trabajo para Disney fue nada más y nada menos que animar a Mickey Mouse en El cuento de Navidad de Mickey. Menudo debut.

-Así es, imagínate. Empiezo a trabajar para los estudios de Disney y el primer personaje que tengo que animar es Mickey Mouse, el personaje más icónico de Disney. Fue un honor.

-¿Sintió mucha responsabilidad? Mickey es el ratón más famoso del mundo.

-No, la verdad. Supongo que era muy joven y muy estúpido para darme cuenta de lo que significaba aquello. Pero he de decir que Mickey fue un personaje fácil.

-¿Y no se le hizo extraño crear a un personaje que ya había visto tantas veces?

-Eso es lo bonito que tiene Mickey Mouse, porque a lo largo de toda su vida un montón de artistas y animadores se han encargado de darle vida. Mickey es muy polivalente y permite que cada animador le preste un poco de su personalidad.

-¿Es complicado contar historias para niños siendo un adulto?

-No realmente. Todas las películas de Disney han sido creadas por adultos, no son niños pequeños los que están en las mesas de reunión de los estudios Disney (ríe). Walt (Disney) tenía una visión y un objetivo que quería conseguir con la animación, y lo tenía muy claro. Y para conseguirlo se rodeó de hombres y mujeres que compartieran su misma aspiración para que hicieran realidad unos planes que él mismo no podía alcanzar como artista.

-¿Cómo es el proceso de ilustrar una película? Siempre vemos el resultado final pero…

-Bueno, para entender eso esta exposición está muy bien, porque permite entender todo el trabajo artístico que hay detrás de cada escena. Nadie ve los bocetos ni el trabajo previo, y a veces ese proceso se extiende durante años antes de que los animadores puedan ponerse a hacer su magia.

-¿Qué se necesita para poder ser animador?

-Obviamente la imaginación es importante, y en mi opinión también hay que tener una cierta sensibilidad artística, además de habilidad. Hoy en día eso es menos relevante porque los ordenadores ayudan mucho, y no necesariamente tienes que saber dibujar para ser animador. Pero lo que sí que tienes que ser es actor. Cuando animas lo que haces es interpretar. Tú no me ves físicamente en la pantalla pero ves la actuación de un personaje y sus expresiones creadas por mí.

-¿Cómo ha cambiado el proceso en estos últimos años?

-Pues han cambiado las herramientas, pero la estructura de trabajo es básicamente igual.

-Lo que sí ha cambiado en Disney es la forma de contar historias, ¿no cree?

-Sí. Las audiencias son hoy mucho más sofisticadas, por lo que las historias también se han vuelto más complejas. La gente necesita recibir estímulos todo el rato.

-Usted ha creado varios personajes femeninos para Disney y hoy en día existe un debate sobre el papel de las mujeres en las películas de esta factoría.

-Hoy en día las mujeres tienen un papel mucho más proactivo que antes. A partir de Ariel, los personajes femeninos empiezan a tomar sus propias decisiones, buenas o malas, que hacen avanzar la historia, y además se atienen a las consecuencias que puedan acarrear sus actos. Antes a las mujeres simplemente les ocurrían cosas y estas reaccionaban, pero no tenían un papel activo.

-¿Qué siente cuando ve su trabajo terminado en la gran pantalla?

-Me da cosa. Los artistas siempre queremos hacerlo mejor, y cuando ves tu trabajo no puedes evitar ver fallos. Aunque con el tiempo me pasa menos. Hoy veo películas animadas por mí y bueno, creo que no están tan mal (ríe).

-Se dice que Disney siempre oculta mensajes en sus filmes. ¿Usted tiene algo que ver?

-No… (ríe). Siempre han sido bromas internas, como poner nuestros nombres en los fondos de las escenas. Nunca han sido cosas con malicia como han publicado algunos medios.

-¿Cuál es su personaje favorito?

-No puedo escoger. Es como si te preguntan a qué hijo prefieres. Pero si tuviera que decir alguno me quedo con Mulán, por las circunstancias en las que la hicimos.