La frase se ha repetido una y mil veces desde su muerte, el pasado 1 de julio: "Marlon Brando tendrá una despedida íntima, según sus deseos". Pero el morbo puede con todo y las noticias sobre proyectos inacabados, luchas de egos, deudas y batallas legales están llenando muchas páginas.

La expectación se centra ahora en el testamento que se dará a conocer dentro de unos días y que, según publica el periódico USA Today , sorprenderá a sus herederos, los ocho hijos vivos del actor, con una herencia valorada en 21,6 millones de dólares. La cifra, confirmada por su abogado David Seeley, pone en cuestión las últimas informaciones sobre la ruina del protagonista de Un tranvía llamado deseo . Es cierto que Brando vivía de las ayudas sociales y de su pensión del gremio de actores, pero también que mantuvo algunas de sus propiedades, entre ellas su casa de Mulholland Drive, en la que brillaban por su ausencia el lujo y las comodidades que rodeaban las mansiones sus vecinos.

VALIOSAS PERTENENCIAS

Pero el suyo era un jugoso patrimonio compuesto por esta vivienda de Beverly Hills, valorada en más de 10 millones de dólares, y Tetiaroa, un conjunto de 11 pequeñas islas en Tahití, en los paradisíacos Mares del Sur, que empezó a comprar en los 60. Además, Brando poseía obras de arte y una valiosa colección de guiones. El testamento llegó a la Corte Superior de Los Angeles el jueves para seguir el procedimiento de su verificación.

Brando nombró tres albaceas: su manager Larry Dressler, Arva Douglas y el productor Mike Medavoy, este último incluido dos semanas antes de su fallecimiento, según la cadena de TV estadounidense Celebrity Justice. Especializada en casos de famosos con la justicia, el canal ha presentado también a una supuesta hija de Brando, Lisa Worme, que asegura haberse enterado de la identidad paterna hace alrededor de seis años, cuando su madre, la actriz Cynthia Lynn, le contó que habían tenido una aventura durante el rodaje de Bedtime Story (1964).

Worme, la última pieza de este culebrón, dice que sus padres biológicos decidieron mantenerlo en secreto, que Brando siempre supo de su existencia y que nunca contestó a sus llamadas. También afirma que lo único que quiere es conocer a sus hermanos y que no pretende engancharse en una batalla legar por la herencia. "No quiero dinero, aunque lo aceptaré si me ha incluido en su última voluntad", asegura.

La expectación sobre su contenido no ha hecho más que crecer en los últimos días. Y mientras los ocho hijos --Cheyenne se suicidió en 1996-- que tuvo con cuatro mujeres diferentes se reunirán para saber lo que su mítico padre les tenía preparado después de su muerte, las noticias se reparten entre sus lejanas islas y las pugnas en Hollywood. Los Mares del Sur le fascinaban, por eso en 1966, cuatro años después de su divorcio con Tarita, adquirió por 250.000 dólares de la época este trozo de paraíso.

Brando acordó devolvérselo a su familia tahitiana verbalmente. Ahora el testamento despejará las dudas y arrojará luz al futuro de esta posesión, que el actor quiso convertir en un resort de 13 bungalows. "Intentó meterse a empresario, pero nunca se le dieron tan bien los negocios como la interpretación", comenta Roger Vergin, manager de Brando a principios de los 70.

Por otro lado, la agencia de noticias Tahitipresse cita al antiguo gestor de Tetiaroa, Alex du Prel, que ha manifestado sus dudas sobre el cumplimiento del acuerdo. "Si no menciona la devolución de Tetiaroa a sus descendientes tahitianos, la propiedad pasará a manos de todos los herederos". Ellos decidirán si se reparten las diminutas islas, si las venden o si aceptan la propuesta para levantar un hotel. Un cinco estrellas bautizado como Marlon Brando Hotel y presentado en 2002 por la compañía Tahiti Beachcomber Ltd., que ya había comenzado las negociaciones con el actor, sin llegar a ningún acuerdo.

Marlon Brando le prometió al antiguo dueño de las islas, Marjorie Smith, que nunca las llenaría de hormigón y que velaría por su protección medioambiental.