La directora Belén Macías reflexiona en su segunda película, Marsella, sobre "lo que supone ser madre y hasta dónde te hace llegar", además de ahondar en "la falta de oportunidades que tiene la gente". Todo ello con la historia de dos mujeres que se enfrentan por el amor de una niña, Macías. María León y Goya Toledo son las protagonistas de este filme, que aunque es una ficción, está basado en el sistema de las familias de acogida y tiene "rasgos autobiográficos acerca de la vivencia de ser madre", como explicó en declaraciones a Efe Macías, que tiene un niño de 10 años.

"Me gustaría que los espectadores reflexionasen acerca de lo que supone ser madre y hasta donde te hace llegar", dijo la cineasta, aunque confesó que también tiene interés en denunciar la falta de oportunidades que tiene la gente, que muchas veces no es una cuestión de "formación" si no del "entorno en el que te haya tocado vivir". En la película, que se estrena mañana, las dos mujeres, una, madre biológica, y la otra, de acogida, tienen pasados muy diferentes. Sara (personaje que interpreta León) es una joven problemática a quien separan de su hija y Virginia (Toledo) es una mujer de mediana edad con dinero.

HECHO POR HOMBRES No es casualidad que Marsella esté protagonizada por mujeres, es una cuestión de "identificación", explicó la directora, quien insistió que eso también le pasa a los hombres, y por eso "la mayoría de cine hecho por hombres está visto a través de sus ojos".

Macías señaló que eso no significa que todas sus películas vayan a estar protagonizadas siempre por mujeres y añadió que en Marsella los personajes secundarios, interpretados por hombres (Eduard Fernández, Manuel Morón y Álex Moner), "son igual de importantes que los principales, porque le dan un punto cómico al drama".

La directora, que debutó hace cinco años con El patio de mi cárcel, que produjeron los hermanos Almodóvar y obtuvo cuatro candidaturas a los Goya, se ha centrado en este tiempo en la dirección de series de televisión como La señora, La princesa de Eboli, La República o El don de Alba. "La distancia que hay entre una película y otra es producto de cómo funciona ahora el sistema y de lo difícil que es hacer cine", justifica Macías, a quien le ha costado mucho poner en marcha el proyecto porque Marsella no es una película "de género al uso", que es lo que ahora mismo "opera en las salas". Debido al bajo presupuesto, el rodaje ha transcurrido "muy rápido", en tan solo seis semanas.