Martín Zarza es un joven español de 27 años que ha perdido la esperanza de llegar a ser cineasta algún día. Con este sueño truncado y aprovechando que hereda un piso en Sevilla decide mudarse a la ciudad y comenzar de cero. No tiene trabajo y no conoce a nadie en la ciudad. Este joven podría ser tu hijo, tu primo o incluso podrías ser tú mismo.

Martín Zarza es la primera novela del gaditano Miguel García, también primer libro editado por El último Dodo, un proyecto que nació en Granada a finales del año pasado de la mano de Irene Estrella y el zaragozano Manuel Monteagudo.

Miguel García asegura que, aunque en ningún momento ha intentado hacer sociología mostrando las ilusiones y dificultades de toda una generación, "de alguna manera Martín Zarza se convierte en un representante de lo que son las personas que se acercan a los treinta años", aunque "el personaje tiene su historia personal y eso lo hace único". Con el único objetivo de cambiar de vida llega Martín Zarza a Sevilla. "Las verdaderas preocupaciones de él están veladas detrás de otras que se han convertido en las primordiales pero que en realidad no lo son. La vida es así, uno tiene grandes ilusiones pero tiene que atender a las necesidades primarias. Y de alguna forma renunció, tiempo atrás, a sus altos sueños, que yo creo que son los que realmente nos dignifican", expresa García.

En Martín Zarza se habla también del tema de la emigración de jóvenes españoles pero "desde el punto de vista del que se queda, que sufre una miseria distinta que la de los que se van".

CONTRASTE DE LENGUAJES

El lenguaje fresco, desenfadado y cotidiano que utiliza el protagonista, que hace "empatizar con él", contrasta con el punto del vista del narrador, que "es más frío y riguroso con las palabras".

El protagonista comparte con el autor pertenecer a la misma generación pero sus peripecias "tienen muy poco de autobiográficas", apunta el granadino. De hecho, asegura que "las historias son bastante mezquinas", por ello, continúa que "sería un poco impúdico ponerme a contar mi vida si mi vida fuera eso".

Cuatro han sido los años que Miguel García ha empleado en escribir la novela, que forma el primer tomo de una obra completa dividida en tres novelas por El último Dodo. "El trabajo de escribir es poco poético: sentarse, escribir lo mejor posible, corregir y volver a escribir". Además, destaca que el trabajo creativo "ha sido una lucha ardua y bastante intuitiva, de ensayo-error".

El zaragozano Manuel Monteagudo, uno de los responsables de la editorial recién nacida, El último Dodo, explica que para empezar de cero una editorial son fundamentales "una determinación ciega rayando lo suicida y cierto punto de inconsciencia torera". Por otro lado, destaca que la principal dificultad "es llegar a los grandes canales de distribución". Sin embargo, opina que "tener potestad sobre la propia distribución y no ceder a las exigencias cuasicriminales de las distribuidoras es la única manera de ser independiente".

Esta valoración también la comparte Miguel García: "Los grandes sellos se han vuelto ultraconservadores, que es razonable, no se pueden permitir arriesgar". Además, apunta que "sí que se crean ciertos huecos dentro del mundo editorial", por eso, se muestra "muy optimista de hechos" y asegura que seguirá escribiendo soñando con ganarse la vida como escritor.