El escritor zaragozano Ignacio Martínez de Pisón considera que "no puede haber una sociedad, una generación, un país que no tenga su novela" y que, por tanto, "todas las generaciones tienen que tener a alguien que las cuente".

El escritor, galardonado con el Premio Nacional de Narrativa y el Premio de la Crítica por novelas como 'La buena reputación' y 'El día de mañana' respectivamente, explica en una entrevista concedida a Efe su nueva novela, 'Derecho natural'.

En ella, el protagonista y narrador Ángel Ortega trata de encontrar en los años de la transición española un orden ante un modelo de familia de inestabilidad y desorden, sobre todo encarnado en un padre, actor de películas de serie B, imitador de Demis Roussos y con tendencia a desaparecer.

"Ángel quiere aprender de los errores paternos y sus padres realmente cometen muchos errores", subraya para añadir que el protagonista encuentra en el estudio del Derecho "una herramienta con la que juzgar y determinar esos errores y no incurrir en ellos".

Además, sostiene que "a veces ocurre que en las familias los delitos no prescriben" y "los reproches de hace treinta años se siguen recordando" y ese "extraño código de conducta lo compartimos todos por tener una familia".

Así, incide en que "la familia es a la vez una jaula, de la que estamos siempre intentando escapar, pero también un refugio al que se puede volver cuando lo necesitamos".

A juicio del escritor, "hay algo eterno que es la relación entre padres e hijos", pero también existe "un momento en el que el hijo tiene que volar con sus propias alas y cortar lo que le vincula a sus padres".

En la actualidad los conflictos generacionales "no tienen esa carga de una España autoritaria frente a una tolerante", ahora, dice, los jóvenes "ven que han recibido una España peor que la que recibimos nosotros".

De esta forma, expone que las nuevas generaciones se encuentran ante la situación "de que ni siquiera los privilegiados que tienen un sueldo tienen garantizado que puedan vivir con eso" y que, por tanto, "han bajado de clase social" y eso retrata "la fractura generacional".

"El hijo ya no forma parte de la clase social de los padres, cuando antes el hijo solía superar la de sus progenitores", remarca.

En su caso personal, "no hay mucha nostalgia" por la transición española, aunque confiesa que "cada vez que uno escribe acude a sus propios recuerdos y memoria".

Por ello, admite que los años 70 y primeros de los 80 descritos en su novela se "parecen mucho" a los que él conoció y, en ese sentido, se pregunta quién retratará el momento actual.

Para Martínez de Pisón, "siempre" tienen que transcurrir unos años para que la novela "capte ese espíritu y lo transmita" y, de esta forma, "veremos estos años con otra luz".

En cualquier caso, considera que los responsables de describir la actual época en un futuro serán los jóvenes de 30 años, que son quienes "han sufrido la crisis" y "la han vivido de forma más cercana".

Igualmente cree que la novela "no ha renunciado a ese compromiso" de la novela realista del siglo XIX de "analizar cómo es el mundo y ponerle un orden narrativo", aunque ahora "comparte" esa función con el cine o las series de televisión.