Como «muy satisfactoria» ha calificado la organización a la última edición del festival de Espiello que concluyó el sábado, tanto en lo que a afluencia de público se refiere, como a la «excelente» acogida de la programación. Según la dirección, «la reducción del número de documentales finalistas -7 menos que en 2017- ha sido un factor favorable que los espectadores han valorado, ya que ha permitido digerir mejor las temáticas de cada película»

Fernando Lara, exdirector de la Semana de Cine de Valladolid, que recogió el premio Siñal Chicorrón concedido a la Academia de Cine por el proyecto Cine y Educación, quiso precisamente alabar el trabajo de los organizadores diciendo que, «con tan pocos recursos económicos y de personal hacen posible que salga adelante este festival, muy consolidado y reconocido internacionalmente en el género del documental etnográfico. Sinceramente, me he quedado gratamente sorprendido por la calidad de la programación y por la magnífica organización». Asimismo, la Siñal d’Onor, la directora Patricia Ferreira, no dudó en aseverar que «Espiello no tiene nada que envidiar a ningún festival nacional o internacional y cuando digo a ninguno es a ninguno». Agradeció también «el trato exquisito y la profesionalidad del equipo de voluntarios, admirable, sin lugar a dudas».

Así también, los miembros del jurado internacional mostraron con perplejidad la enorme afluencia de público, con una media superior a las 109 personas en las películas de la sección concurso, y de 183 en las proyecciones de las actividades paralelas. En este sentido, cabe destacar que los documentales Debajo del Monte Perdido, de Juan Carlos Somolinos, miembro de la Comisión Permanente, y la película de Gustavo Salmerón Muchos hijos, un mono y un castillo registraron la mayor afluencia de público.