—¿Cómo ha sido su aterrizaje en el Pablo Serrano?

—Bien, la verdad es que muy bien. Me he encontrado mucho trabajo y un equipo que está muy inmerso en él. Aunque no hubiera director provisionalmente, el museo no estaba parado, estaba funcionando perfectamente y yo simplemente me he incorporado a lo que es el trabajo diario. He entrado en esta última semana que correspondía con la fase final del montaje de la exposición de Pablo Serrano y de la de Manuel Estrada. Por lo tanto, no he podido tener mejor aterrizaje y ya estoy en el ritmo del equipo que ya había en el museo.

—¿Qué le hizo presentarse a esta plaza? Lo digo porque su perfil dada su experiencia en el Museo de Huesca y de Zaragoza es muy diferente a lo que se va a encontrar en el Pablo Serrano.

—Pues justamente eso fue lo que me animó, mi forma de ser. Los cambios me apetecen, entonces después de unos años en el Museo Huesca, del 2005 a enero del 2015, me apetecía cambiar que eso no significa renunciar a Huesca pero creo que es bueno para mí y para el Museo de Huesca también, que vaya otra gente y haga otros proyectos. Me parece interesante la renovación.

—¿Qué debe ser el IAACC Pablo Serrano?

—Ni más ni menos que lo que se está planteando, hay que seguir las directrices para que sea el epicentro de la cultura, me parece algo importantísimo y a mí me parece un reto ilusionante. Hay que trabajar en ese sentido de ser el epicentro de la cultura contemporánea aragonesa que me parece algo maravilloso.

—¿Cuál es su proyecto?

—Este centro se llama Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporánea Pablo Serrano por tanto hay que ir a eso. Siempre teniendo en cuenta que Pablo Serrano debe ser el eje fundamental. Fue especialmente generosa su donación para la fundación de este centro y me parece que no se le puede dar la espalda pero eso no significa que este centro sólo sea Pablo Serrano, hay mucho más. De hecho, la propia inquietud del propio Pablo Serrano te hace ir a otras manifestaciones, a otras formas de cultura pero que en última instancia sonlo mismo.

—¿Qué diferencias tendrá su proyecto con el de su predecesora Marisa Cancela?

—Marisa Cancela estuvo en toda la renovación del centro, con lo cual, lo que hizo es lo que había que hacer en ese momento, ponerlo en marcha. Ahora estamos en otra fase, en otro momento, que no es ni mejor ni peor, y lo que hay que hacer es ir hacia ese crecimiento.

—¿Cómo van a convivir dos colecciones como Circa XX y la de Pablo Serrano?

—Vuelvo a decir lo mismo. Pablo Serrano es el eje, el escultor y la figura fundadora del centro. Las colecciones de Pilar Citoler se incorporan al discurso del arte contemporáneo y vamos a ir trabajando para ir insertándola en todas las colecciones del Gobierno de Aragón para ir enriqueciendo la actividad pero, insisto, siendo Pablo Serrano el eje. Esa es mi apuesta.

—Quieren potenciar la itinerancia de las obras, ¿qué significa para el centro ese programa que se quiere potenciar?

—Supone salir de tu espacio físico. Es importante atraer a gente y visitantes para que conozcan el centro y la obra pero también llegar hasta allá donde físicamente no puedes. La itinerancia te da esa posibilidad, los préstamos… Son los recursos que utilizamos todos los museos justamente para difundir tu esencia.

—¿Qué lugar ocupa este museo fuera de Aragón?

—Hay que tener en cuenta que Pablo Serrano es una figura internacional, por lo tanto, su figura es conocida y valorada pero lo que tenemos que hacer es potenciarlo mucho más.

—La pregunta es evidente, ¿cómo?

—Pues como estamos trabajando. Ya se dieron unas líneas el otro día en la presentación de la programación del año y de las nuevas exposiciones de Pablo Serrano con Susana Spadoni. Vamos a buscar itinerancias, son líneas de trabajo en las que se está trabajando y es lo que se va a buscar pero no te puedo decir, ya tenemos esto, no, de momento, no.

—¿Cómo están las relaciones con la familia de Pablo Serrano?

—Yo personalmente muy bien y lo que he visto también muy bien. Ustedes lo pudieron ver el otro día. Es una relación de respeto mutuo y de cooperación y colaboración. Eso es, al menos, lo que me he encontrado.

—Se lo pregunto porque no siempre ha sido así… ¿ha recibido alguna queja de la familia?

—No, ninguna ni he sentido malas vibraciones. Yo he aterrizado en la última semana pero realmente con Susana (Spadoni) y la familia es una relación de trabajo codo a codo, de tirar hacia delante, de hacer cosas y yo encantado de la vida. Tampoco sé la realidad de lo que pasó sino lo que trascendió pero yo te hablo de la percepción que tengo y yo trabajaré por eso. Si somos el museo Pablo Serrano, la familia tiene que ser parte de él.

—Acaban de presentar la nueva temporada. Aunque usted acaba de llegar y, evidentemente, no la ha programado, ¿le gusta?

—Sí, la línea es de colaborar, potenciar e interactuar con las manifestaciones culturales y artísticas que estamos viviendo. El espacio del museo tiene capacidad para ello, es un edificio con mucho espacio y eso te permite dara cabida a todo.

—¿Le falta abrirse más a la ciudadanía este IAACC Pablo Serrano? Lo digo por las cifras de asistencia, que son las que son.

—Parece que, en los últimos años, y no hablo sólo en el Serrano, a nivel cultural importan mucho las macroexposiciones y parece que al final lo único que cuenta es haber tenido un número x de visitantes. Es importante porque te dice que has llegado a la gente pero a mí me parece siempre mucho más importante preguntarse cuántos de los que vienen, repiten. Conseguir con esa experiencia, generar esas rutinas, necesidades de ir a visitar el museo. Porque que vengan una vez puntualmente miles de personas pero luego no vuelvan significa que algo ha fallado. Puedes hacer una acción muy impactante pero no enganchar a la gente a lo que es la cultura y el arte contemporáneo. Ha sido una acción puntual pero no te ha generado una necesidad de seguir y continuar viendo. A mí me parece que eso es lo que deberíamos intentar, ese encuentro con el museo de calidad. Para eso hay que trabajar pero que quede claro que tampoco me parece buena la masificación, hay que encontrar el equilibrio.

—¿Cómo se trabaja eso?

—La educación en hábitos culturales es fundamental. En los museos siempre está el llamado público cautivo que es el de los colegios. Traerlos te permite, evidentemente, que el niño que viene le diga a sus padres que quiere ir con ellos y se crean dinámicas de que entren en esas rutinas. Igual que se va al cine o a cualquier cosa, que se vaya una vez al mes, dos a la semana, lo que sea… Pero para eso también hay que trabajar en la oferta para que sea lo más amplia posible y que todos se sientan en algún identificados con alguna de las propuestas que tenemos.

—Desde hace un mes, el IAACC Pablo Serrano también es sede de la Compañía de Danza Aragonesa, ¿qué le aporta al centro?

—Significa un reto porque integras otra manifestación artística y cultural contemporánea. Si te vas a lo que es la historia del arte, los impresionistas y demás ya incorporaron la danza, está plasmado en cuadros, esa relación con la danza me parece algo maravilloso. Es una manifestación artística contemporánea y arraigada con el territorio, la integran compañías aragonesas así que ¿qué mejor que potenciar las industrias culturales aragonesas?

—¿Quizá puedan hacer estas compañías alguna acción con las obras expuestas?

—Sí, se está trabajando y pronto esperamos tener noticias.

—La terraza también es una de las joyas de este edificio.

—Ahí vamos a intentar dar un pasito más con los conciertos, abrir el museo en toda su amplitud y aprovechar algo que en Zaragoza nos cuesta, abrirnos al skyline de la ciudad. Es un un sitio maravilloso desde el que se ve el Moncayo y hasta el Pirineo.

—¿Es el CaixaForum su gran rival?

—Para nada, ofrece complementariedad. Cuanto más oferta hay, más dinámicas se generan y al mismo tiempo más trabajo de cooperación e incentivación hay. La llegada de CaixaForum es muy importante para la ciudad, para nosotros y para toda la realidad cultural.

—¿Su cercanía física es entonces algo positivo?

—Hay veces que tienes la plaza del Pilar abarrotada pero la ciudad es mucho más, es bueno que vayan surgiendo elementos en lo que es todo el urbanismo de la ciudad. Permite crear en la ciudad unos recorridos y un dinamismo diferente que es muy importante.

—¿Está contento con el presupuesto del centro?

—Se trabajará con lo que haya. En este caso, somos un museo del Gobierno de Aragón y, por lo tanto, estamos sujetos a sus presupuestos. Si están bien, estarán bien los de este museo.

—¿Pero siente que el museo es una apuesta importante del Gobierno de Aragón?

—El propio hecho de la programación ya es una clara apuesta por una diversidad y una apuesta económica. 12 exposiciones temporales no salen de la nada.

—¿Qué podemos decir del futuro?

—La figura de Pablo Serrano debe abordar su internacionalización. Si alguien quiere conocer a Pablo Serrano tenemos que ser nosotros los que tengamos algo que decir.