Sin apartar la mirada de títulos como Escuela de jóvenes asesinos, Spring Breakers y la saga La noche de las bestias, el director Sam Levinson captura ansiedades propias de nuestro tiempo como los peligros de las redes sociales o la misoginia y la ira femenina derivada de ella.

Para ello, eso sí, ni se anda con sutilezas ni muestra especial interés en ingredientes como la psicología o el contexto. Asimismo, su afán satírico se ve entorpecido tanto por la desesperación casi pueril con la que intenta transgredir como por su modo de sacar pecho de su propio feminismo mientras, al mismo tiempo, adopta una actitud claramente viril. N. S.