La pianista Paloma O´Shea declaró ayer en Zaragoza que sus esfuerzos a lo largo de los últimos 30 años por promover en España estudios musicales de alto nivel "se han visto recompensados". Y señaló que afronta con optimismo la creación del nuevo edificio de la Escuela Superior de Música Reina Sofía en la plaza de Oriente de Madrid y la digitalización de la alta enseñanza desde el Instituto Albéniz, contando con dos pilares económicos: el mecenazgo y el patrocinio de las entidades privadas y públicas.

"Al dar concierto a las empresas, se parte del concepto de inversión. No se trata de que hagan altruismo ni beneficencia. Invertir en educación es, a largo plazo, rentable. Preferimos vender a pedir", manifestó en una conferencia impartida en el Colegio Mayor Peñalba.

Paloma O´Sea declaró que el coste anual de cada cátedra de la Escuela Reina Sofía, con un máximo de nueve alumnos cada una es de 150.000 euros al año, y otros 15.000 euros el coste de cada beca, en tanto que el nuevo edificio costará más de doce millones de euros.

O´Shea indicó, como ejemplos que Telefónica está asociada a la cátedra de viola, el BBVA a la de violín, que la firma Sony invertirá dos millones de euros en el auditorio del edificio, a la vez que otras empresas irán asociadas a las cabinas de sonido, la biblioteca, e incluso cada butaca llevará "una plaquita" con el nombre de su patrocinador a cambio de 3.000 euros. "El BSCH--bromeó--, también tendrá que poner algo".

La esposa del banquero Emilio Botín, madre de seis hijos y con 16 nietos declaró ayer refiriéndose a sus fundaciones culturales que "sin la flexibilidad de lo privado no seríamos lo que somos" y agregó que se necesitaría que la aportación pública, actualmente situada en un 15% alcanzara "el nivel ideal del 30%".

Paloma O´Shea afirmó que el Instituto Albéniz, a su vez, tiene un archivo con 3.000 horas de alta enseñanza musical y desarrolla un proyecto digitalizado que se quiere implantar en los centros educativos y conservatorios. Nacida en Las Arenas (Vizcaya), recordó que cuando tuvo ya educados a sus hijos podía haberse "conformado con una privacidad muy confortable" pero prefirió comprometerse con "la modernización del país" mediante la enseñanza musical. En 1972 creó el Concurso Internacional de Piano de Santander; en 1981 impulsó las clases magistrales de la UIMP y en 1991 creó la Escuela Reina Sofía.