Joe Abercrombie (Lancaster, Inglaterra, 1974) tiene un libro titulado Los héroes en el que ofrece exactamente lo contrario. O más bien, con un interesantísimo inquisidor que hace uso de la tortura como uno de sus personajes más interesantes, en que un héroe no tiene por qué ser lo que creemos. Y por supuesto en ningún caso es un personaje idealmente impoluto, ya que tiene sus aristas, que intenta disimular pero las tiene.

Abercrombie, que habla como una ametralladora y tiene un físico que nada tiene que ver con el habitual sobrepeso mal disimulado bajo camisetas anchas con mensajes divertidos de la mayor parte de los sedentarios escritores del género fantástico, reconoce como fuentes de sus libros la historia, la historia militar, el cine bélico y el wéstern antes que la fantasía pura y dura; de hecho sus mundos serán imaginarios, pero sus leyes físicas podrían ser las de la Tierra. Digamos que inventa otros mundos reales al que le ha tocado vivir. Y según sus seguidores no lo hace nada mal.

En su último libro en traducirse al castellano, Las tierras rojas, traslada la épica del wéstern al mundo de la fantasía. Aunque su título más reciente, publicado hace un mes en inglés, es el inicio de una nueva saga (tras la de La primera ley), Half a king, en el que intentar llevar al público juvenil su mundo sin buenos-buenos ni malos-malos.