El Centro de Historias de Zaragoza se ha convertido por unos días en una pequeña facultad de cine y música. El compositor guipuzcoano Joseba Beristain está impartiendo esta semana en el aula del laboratorio audiovisual un máster acelerado sobre la composición de bandas sonoras, una actividad dirigida a músicos, directores, productores o guionistas, pero también a aficionados en general al séptimo arte y a las bandas sonoras. «En el curso no impartimos conocimientos musicales o técnicos, solo intentamos explicar cómo utilizar la música en una obra audiovisual, es decir, qué podemos poner en cada momento y por qué», explica Beristain, autor entre otros trabajos de la banda sonora de la película Elcano y Magallanes, la primera vuelta al mundo, presentada en el Festival de Cine de San Sebastián y grabada por la Orquesta Sinfónica y el Orfeón Donostiarra.

El curso, impulsado por la Fundación SGAE, persigue además conocer los aspectos más generales del lenguaje audiovisual. «Intentamos que los alumnos sepan al menos cómo se estructura un guion y conozcan algunas herramientas cinematográficas; no hay que olvidar que ser un buen escritor no significa ser un buen guionista», comenta Beristain, que subraya que al final «un músico que realiza bandas sonoras también es un cineasta».

Un total de doce alumnos se han apuntado al ciclo formativo, que se celebra esta semana de lunes a viernes de 16.00 a 20.00 horas. Aunque también hay apasionados al cine y a las bandas sonoras, la mayoría son músicos. Es el caso del conocido compositor zaragozano Víctor Rebullida, cuyas obras han sido programadas por reconocidos intérpretes y agrupaciones como la Orquesta Nacional de España, la Orquesta Sinfónica de RTVE, la de Madrid o la Orquesta de Cámara del Auditorio de Zaragoza. «Estos cursos siempre pueden ayudar a ampliar tu perspectiva; además llevo un tiempo trabajando para teatro y formarte en nuevos campos siempre puede abrirte otras puertas», explica Rebullida. «También es una forma de salir de la cueva y charlar con otros profesionales», bromea el compositor, que en los últimos años ha creado la música para varios espectáculos de danza y teatro producidos en Zaragoza.

Otro de los alumnos es Roberto Llosá, también músico y miembro del grupo instrumental de la Diputación de Zaragoza. El clarinetista no dudó en apuntarse al curso como buen «apasionado del cine». «Estamos conociendo algunas claves de todo este mundillo, en el que me encantaría probar suerte alguna vez», reconoce.

Tal y como indica Beristain, hacerse un hueco en el sector no es nada fácil. «Ahora hay más oportunidades porque se producen muchas más series, pero como en muchos ámbitos aquí también hay primera y tercera división», lamenta Beristain, que apunta que en el curso imparte también nociones relativas a la producción de una obra audiovisual desde el punto de vista de la gestión: «Hay que tener en cuenta muchos factores, desde el presupuesto a las directrices del director».

Son precisamente estos entresijos y sobre todo los ejemplos para aprender a encajar la música dentro de una película lo que más valoran los alumnos. «Está siendo muy enriquecedor; al final, conocer otros lenjuajes siempre es bueno», concluye Fernando Ariza, que es músico amateur y toca en el grupo de música folk La Almeta.