Cae la tarde sobre el siglo XX. Quiero decir: cae la tarde sobre el conjunto escultórico Siglo XX que el alemán Ulrich Rückriem levantó en 1995 en un campo lindante con la cabañera de Abiego, localidad oscense del Somontano. Siglo XX lo forman 20 estelas de piedra de granito rosa que dialogan con la naturaleza que las alberga. Tal vez, 20 recordatorios de los aspectos más convulsos, sombríos y duros de una época reciente. Las esculturas son robustas, pero dan la sensación de desamparo, de ruina. Y es en ese naufragio del tiempo, al caer la tarde del viernes, cuando el bálsamo de la música de Matthieu Saglio lo transforma todo. Saglio, cellista de notable técnica y gozosa emoción, está actuando dentro del festival SonNa que la Diputación de Huesca ha puesto en marcha este año contra malos vientos y peores pandemias.

Francés de nacimiento, Matthieu Saglio, además de su carrera en solitario y de sus composiciones para bandas sonoras de películas, forma parte de proyectos singulares como Nes y Jerez-Texas, y ha colaborado y colabora con músicos de todo el mundo. Su toque recuerda en ocasiones al de su compatriota Vincent Segal, pero se muestra personal y rotundo. Y su música, como la de Erik Satie o las pinturas de Édouard Cortès, es profundamente evocadora. Una evocación que traspasa los límites físicos y temporales para instalarse en un territorio de lugares y sueños globales. El cello de Saglio contiene músicas sagradas y profanas, clásicas y folclóricas, antiguas y modernas. Músicas de amor y desesperanza, de fiesta y de luto, de felicidad y de dolor. Y él las extrae con mimo y pasión manejando con destreza el arco de la vida. Y echa mano de la tecnología (graba parte de lo que toca y sobre ese registro desarrolla la pieza) para mayor esplendor y expansión de su narrativa sonora. El camino de los vientos es su disco más reciente, una propuesta hermosa que cuenta, entre otros, con el trompetista noruego de jazz Nils Petter Molvaer, el bajista Carles Benavent, el guitarrista flamenco Ricardo Esteve (de Jerez-Texas) y el cantante senegalés Abdolulaye N’Diaye. De ese álbum interpretó L’appel du muezzin, Caravelle (con guiños a Boléro, de Ravel), Metit (dolor, en wolof, una de las lenguas de Senegal) y Atman. Otras composiciones como La buhardilla y Élégie (interpretadas juntas), Mon petit, Bajo los naranjos, Aquellos momentos contigo, El rojo de las aves (de la banda sonora de igual título), Llamado tango y Mon amour, configuraron también el repertorio.

En la despedida escuchamos sin palabras este poema: “Cuando la tormenta pase / Y se amansen los caminos / y seamos sobrevivientes / de un naufragio colectivo… Se titula Esperanza y lo ha escrito durante la pandemia el cubano Alexis Valdés. Saglio se ha inspirado en él para componer Cuando la tormenta. Son truenos y lluvias diferentes de los que amenazaban las nubes el viernes en Abiego, en el campo (no de concentración sino de disfrute) donde se levanta el Siglo XX de Rückriem. Durante más de una hora, Matthieu Saglio dio la vuelta a la centuria y cambió nuestra condición de náufragos.