Un trozo invisible de este mundo, impactante texto sobre la inmigración y el exilio, es la mejor obra del 2013. Así lo dictaminaron ayer los premios Max, otorgados por la Fundación SGAE, que auparon la pieza escrita por Juan Diego Botto, que era favorita de la noche con seis nominaciones, de las que cuatro se convirtieron en estatuillas (mejor obra, actor, autor revelación y diseño de iluminación).

La pieza dirigida por Sergio Peris-Mencheta se impuso a Barcelona, que aspiraba a cinco y se llevó dos: autoría teatral (Pere Riera) y actriz (Emma Vilasarau); y a Forests, que optaba a cuatro Max y conquistó dos: escenografía (Rebeca Ringst) y composición musical (Maika Makosvski).

La velada transcurrió, como ya se había anunciado días antes, con un tono reivindicativo. Nadie pudo ver la cara del ministro José Ignacio Wert dentro del Circo Price de Madrid porque el titular de Cultura, al igual que en los Goya, causó baja en la ceremonia, cuyo sistema de selección cambió. No hubo votación del gremio sino que se crearon tres comisiones (Madrid, Catalunña y resto) para elegir a los 32 candidatos, de los que salieron los finalistas escogidos por un jurado.

De haber estado, el ministro Wert hubiera visto cómo Juan Diego Botto salía por la puerta grande. El actor se llevó la manzana enmascarada (forma que tienen los Max) a la mejor interpretación masculina, venciendo a Pedro Casablanc, por Tirano Banderas, y Francesc Orella, por Un aire de familia. Botto, además, se llevó una enorme alegría al ver cómo los Max le premiaban por ser el mejor autor teatral revelación.

Dirigida por Sergio Peris-Mencheta, Un trozo invisible de este mundo está escrita por Botto, y plasma en la pieza crueles historias sobre la inmigración en España y el exilio argentino, un drama que el propio actor conoce de primera mano. Peris-Mencheta, sin embargo, no se llevó el premio a mejor director, que fue a parar a las manos de Carles Alfaro por El lindo Don Diego. Alfaro, además, se embolsó junto a Rodolf Sirera el Max a la mejor adaptación.

Respecto a la categoría de danza, los vencedores de la noche fueron Israel Galván (mejor coreografía y mejor actor por Lo real, que se llevó la manzana al mejor espectáculo de danza) y Eva Yerbabuena, por ¡Ay!.

LOLA DE ÁVILA, EMOCIONADA Uno de los momentos más emotivos de la noche se vivió con la entrega del Max de honor a la bailarina y maestra de danza María de Ávila, afincada en Zaragoza por amor, a la que se recordó con un vídeo a la que se la definió como la "última artista de una estirpe", con una lista de discípulos enorme.

Su hija, Lola de Ávila, se mostró muy emocionada al recoger el premio de manos de Antonio Najarro, director del Ballet Nacional, quien incluso recordó que "puso en pie un programa excelente" que ahora el Ballet Nacional sigue llevando a los escenarios.

"Muchísimas gracias en su nombre y en el de la danza. Ella le dio mucho al baile pero también el baile también le dio mucho a ella", por eso, la hija de la bailarina quiso ofrecer el galardón a todos los bailarines. Y terminó sus palabras diciendo: "Mil gracias pero es difícil para mí, así que gracias a todos", concluyó Lola de Ávila, continuadora de la labor de su madre en la escuela de danza en Zaragoza que lleva el nombre de María de Ávila.