Si el Ministerio de Cultura fuera un libro, Màxim Huerta ha pasado página. Si fuera un teatro, ha bajado el telón. Si fuera un concierto, pediría no cantar bises. El ministro más breve de la democracia española (seis días en el cargo) acaba de entregar la cartera a su sucesor: José Guirao, Pepe para los amigos, un gestor cultural cuya solvencia ha demostrado estando al timón del Reina Sofía y La Casa Encendida, con la que ha dinamizado la cultura alternativa en Madrid. Tras regalarle un ejemplar de 'Paraíso Inhabitado', de Ana María Matute, Huerta -de nuevo, sin corbata- ha mirado a su sucesor y le ha dicho: “La cultura está en buenas manos”.

Girao (Pulpí, Almería, 1959) ha empezado a hablar agradeciendo la “generosidad” del escritor y periodista, tanto al aceptar el cargo como al renunciar a él (Huerta dimitió el miércoles por la tarde tras conocerse el fraude fiscal que cometió hace diez años). “Trabajo, prudencia, valentía y consenso” -las cuatro cosas en “sano equilibrio”- serán las máximas con las que el nuevo miembro del Ejecutivo se enfrentará al cargo.

DE MOMENTO, SIN TWITTER

El ministro -que, al contrario de Huerta, no quiere saber nada de Twitter porque “lleva mucho tiempo y puedes meter la pata”- recibió el miércoles por la tarde una llamada del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Salió de la oficina, tomó un taxi y se fue a la Moncloa. En el trayecto sopesó pros y contras y tomó la decisión. O la decisión le tomó a él, que tiene sus cuentas con Hacienda en perfecto estado. “Si hay un ministerio que respeto es el de Hacienda”, confesó Girao en Radio 3, medio que siempre apuesta por la cultura alternativa al que concedió su primera entrevista como ministro.

Es tal el respeto que le inspira la fiscalidad del Estado que pidió a dos compañeras de gabinete estar en su toma de posesión: María Jesús Montero (Hacienda) e Isabel Celaá (Educación). Para Guirao la cultura va más allá de la identidad de los pueblos y tiene una importantísima vertiente económica que hay que cuidar. Es una industria que genera dinero porque “gran parte del PIB del turismo se debe al patrimonio histórico”. No todo es sol y playa, vino a decir. A la titular de Educación le reclamó que también le echara una mano porque la cultura está relacionada con “las Humanidades, la flosofía, el latín y el griego”.

ANDAR POR EL PARQUE

Al mundo del deporte le pidió paciencia porque no es precisamente un primer espada en ese campo. Si su antecesor dejó claro que no lo practicaba (en Twitter había mostrado incluso cierto desprecio), Guirao afirmó que él solo practica uno: andar, correr y hacer algo de ejercicio en el parque. “Es el deporte para la salud, no sé si tendré competencias en ese ámbito”, ha sonreído. En tono serio, aseguró que mimará el deporte profesional (“nada nos unió tanto como el éxito de la Roja, a la que ahora le deseo toda la suerte”) y también el de las personas con discapacidad.

Finalizado el discurso, Huerta le ha ofrecido su mano pero Guirao le ha respondido con un fuerte abrazo. Le ha dado las gracias por la novela de Matute, a la que conoció de la mano de Carmen Alborch (ministra de Cultura que le trajo a Madrid en los años 90). “Fue una de las veladas más deliciosas de mi vida”.