Víctor Ullate y Eduardo Lao son dos nombres y hombres unidos por y para la danza. Tras más de 30 años de existencia, la compañía de Víctor Ullate Ballet se estrenó el viernes en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida con Antígona. Ambos dirigen la representación de esta obra clásica, que supone, además, el adiós a la danza del zaragozano Víctor Ullate, uno de los mejores coreógrafos de este país.

-¿Qué aporta la danza a Antígona, un clásico que se ha representado tantas veces?

-Víctor Ullate: Se ha representado muchas veces pero en baile es la primera vez, y la verdad es que ha sido muy gustoso y muy fluido. Hemos tenido ilusión, y yo creo que esa ilusión es la que nos ha empujado a estar aquí en estos momentos.

-Eduardo Lao: Lo que trata de aportar es siempre un punto de vista diferente. Además, la expresión a través de la danza no tiene nada que ver con la palabra, porque todos esos matices que puedes dar a través del texto los tienes que hacer a través del cuerpo, y a veces es muy complejo tratar de definir algo con el cuerpo. La danza como lenguaje es universal, no necesita texto, y se puede representar un drama tan complejo como Antígona a través de la danza, no solo con el teatro.

-¿En alguna ocasión les ha pasado como a Antígona y han tenido un conflicto entre la obediencia y la conciencia?

-Lao: Sí, claro, en la vida tienes muchos conflictos como el de Antígona, y al final yo creo que siempre tratas de tirar por tu conciencia. A la danza tienes que estar obedeciéndola toda la vida, es una disciplina muy fuerte, tienes que estar pendiente de ella obligándote en muchos momentos a hacer lo que no quieres hacer, pero finalmente utilizas un poco esa ley y esa obediencia para que tu conciencia esté tranquila, aunque tengas que romper a veces esa disciplina. Si el ser humano no arriesga un mínimo, yo creo que deja de ser humano.

-Víctor, ¿le hubiese gustado que sus hijos se dedicasen a otra cosa que no fuera la danza?

-Ullate: No, ellos siempre han hecho lo que han querido hacer. Víctor Junior (Víctor Ullate Roche) es actor, cantante y bailarín, aunque bailarín es lo que menos es. Y el pequeño (Josué) pues es un gran bailarín, pero también interpreta, porque es una persona que tiene mucho sentimiento y lo refleja muy bien en su papel en Antígona, donde hace una pareja fantástica no solo con Lucía Lacarra, sino también con Laura Rosillo. Los tres vienen de la misma escuela y hay un vínculo muy grande entre ellos.

-Ha anunciado que se retirará de la danza tras estrenar Antigona en Mérida, ¿cuál es el motivo?

-Ullate: Porque ya tengo mi edad para retirarme, y luego tengo problemas de salud, así que quiero y necesito retirarme. Es una decisión que yo ya había tomado, pero es una obligación también.

-¿Quién ha sido la persona que más le ha marcado a lo largo de su carrera?

-Ullate: Mi maestro Maurice Béjart, porque de él he aprendido todo. Fue un gran sabio y un genio de la danza del siglo pasado y yo fui uno de sus bailarines, tuve la oportunidad de bailar con esa compañía que se llamaba Ballet del siglo XX y trabajar con un monstruo como fue Maurice Béjart. Para mí ha sido el personaje que más ha influido en mi vida.

-¿Cuál ha sido su mayor logro y su mayor decepción?

-Ullate: Mi mayor logro ha sido hacer un público en España que ame la danza. También el hecho de lograr que muchos niños sin el poder adquisitivo necesario hayan podido tener una carrera como la están teniendo gracias a la fundación (Fundación para la Danza Víctor Ullate). Hay bailarines de la fundación que ya son grandes bailarines. Las decepciones mejor no recordarlas, es mejor recordar siempre lo bueno y dejar lo malo a un lado.

-Algunos coreógrafos han criticado los organismos públicos por su falta de apoyo económico para la difusión de la cultura, ¿lo sienten igual?

-Ullate: Sí, por supuesto. Siempre notas un cambio según las personas que llegan al poder, porque está claro que los que son más sensibles a la danza ayudan más. Pero nunca es suficiente, sobre todo porque cada uno tiene su forma de hacer las cosas y siempre quieres hacerlas bien, pero hacerlas bien tiene un precio y conlleva un gasto económico que si no tienes una ayuda pública... Ninguna compañía de danza del mundo es rentable, el balance final siempre es cero porque lo que tratas de rentabilizar es que el teatro esté lleno, ese es el éxito. Sí, hay unos medios que recuperas, pero sin un apoyo público es imposible mantener una compañía de danza de forma privada, aunque nosotros lo hemos conseguido hacer durante 30 años, que ya es un gran éxito, pero si las cosas no van mejorando a lo largo de los años, todo tiene un límite.

-No se sabe entonces cuál será el futuro de la compañía Víctor Ullate Ballet.

-Lao: El futuro de una compañía de danza de un año para otro siempre es incierto, incluso en los mejores momentos, porque la ayuda es siempre justa y poco equilibrada con las necesidades de una compañía, pero en este caso sí estamos en un momento mucho más crítico. Esperemos que con la ayuda de quien debe realmente ayudar a la compañía siga, y si no, se buscarán otros caminos. Si quieres seguir hacia delante buscarás y encontrarás el camino. Yo creo que de esa pasión que los artistas tienen por su trabajo se benefician muchas veces los políticos que no se interesan o que no apoyan la danza, porque saben que el artista, de una manera u otra, si quiere, va a seguir.

-Ullate: Ese es el problema, que el artista se rige mucho por sus sentimientos y su ilusión, de eso se aprovechan muchas veces los políticos, de decir «bueno, este seguirá», pero llega un momento en el que tocas barrera.