«Leí el guion y no dudé ni un momento, me sentí muy identificada con Celia y con todas las niñas». Estas son las palabras de Natalia de Molina, que se define como «hija de los noventa». Leer la historia de Celia le hizo reflexionar sobre cosas que no se había parado a pensar. ¿Cuáles? Para saberlo habrá que esperar un año, hasta que el filme esté terminado.

Un adelanto es la idea de que cada persona es hija de su tiempo: «Las cosas que nos han marcado y quizá tengamos nuestras contradicciones, nos hemos desarrollado en una época en la que había muchas contradicciones en la sociedad en muchos aspectos», afirma De Molina. De la misma forma espera que el público realice ese «viaje».

La actriz es una artista ya consagrada y con éxito; tiene dos Goya a su espalda y en la próxima edición de los Oscar ya formará parte de su jurado. Su participación en el estreno de Pilar Palomero en el largometraje no es casualidad: «Confío mucho en los jóvenes talentos y en la gente que está luchando por levantar sus películas», apunta De Molina. A la actriz le atrae la energía especial de los directores noveles. En su carrera ha realizado proyectos muy diferentes, lo que afirma motivarla. «Siempre es una cuestión de corazón y en esta peli estoy porque la siento», sostiene la actriz. Además, con Pilar sentía compartir aquello que quiere contar. Un cariño recíproco, ya que la directora sostiene que para el papel de la madre de Celia, que interpreta Natalia de Molina, «fue probar». Pero cuando pensó en ella lo tuvo claro.

UN VIAJE AL PASADO // Todos los aspectos y detalles del rodaje han hecho que la actriz viajara en el tiempo hasta su infancia. Aunque también ha descubierto otra parte de la historia, esa generación de mujeres de vienen de una educación anterior a la que ha recibido su generación. Para meterse en el papel, aparte de recordar, también ha leído muchos archivos de la época, por lo que ha experimentado «un regreso al pasado muy curioso».

«VERGONZOSA» A LOS 11 AÑOS / El papel protagonista de la película lo interpreta la aragonesa Andrea Fandós, El pasado marzo recibió el premio Simón a la mejor intérprete del año con tan solo 10 años, por su aparIción en el papel principal del corto La comulgante, de Ignacio Lasierra. Fandós admite que su secreto como actriz es «conocer bien a todo el equipo».

Celia es una niña de 11 años que va a 6ºB de primaria en el I.E.S. Miguel Servet. «Es un poco vergonzosa pero con sus amigas es abierta», define la intérprete. Un personaje con el que siente afinidad. En cuanto a la educación que ambas reciben, Fandós no puede comparar ya que estas escenas no han sido rodadas todavía.

Natalia de Molina deja claro que la gente va a «flipar» con la joven actriz; y todo el equipo se ha quedado sorprendido con su forma de actuar. «Estar delante de ella es... mirarle a esos ojos que tiene... cuenta tanto sin decir nada que impreiona muchísimo», afirma De Molina. La actriz no tiene más que palabras de cariño para la que es su hija en la ficción, una joven que rueda su primera película y para la que actuar de momento es un juego, pero que en el futuro será su profesión.

«Realmente te deja cao», señala. Así la dejó el primer día que se vieron, un poco antes de empezar con el rodaje. Ambas han tenido muy buena relación desde el principio. Algo que puede o no ser habitual, ya que la actriz afirma que «cada rodaje es de su padre y de su madre». «Desde el primer momento que nos conocimos, estuvimos haciendo muchos ejercicios y jugando juntas», explica Natalia de Molina. Palabras ante las que Andrea Fandós asiente una y otra vez, con algún que otro abrazo por el medio. «Creamos una amistad y creo que así ha sido más fácil enfrentarnos a equis situaciones que aparecen en la película», reconoce la ganadora de dos Goya.