La última vez que expuso en Zaragoza lo hizo con una instalación que combinaba vídeo y arte, en el Centro de Historias en 2009, con el nombre de Barreras subjetivas, donde, desde su experiencia como persona afectada de paraplejia, intentaba crear conciencia y reflexionar sobre barreras físicas y emocionales. Se trata del pintor Guillermo Guillemi, argentino afincado en Zaragoza que en estos años ha expuesto en diferentes lugares de Europa como París o Estocolmo, pero sobre todo centrando su actividad en Italia, donde hace poco expuso su obra por partida doble.

Del 18 al 31 de marzo mostró su obra en una muestra colectiva en la galería Domus Romana, en el centro de la capital italiana, «a través de una organización, Artists in the world, que tiene sede en Roma pero que reúne a artistas de todas las partes del mundo, y tiene previsto en abril o mayo exponer en Barcelona», comenta el artista. «Yo trato de estar en Roma, me gusta mucho, y ahí te conoce mucha gente de distintos países». Asimismo, el día 18 de marzo también expuso en Fire Art Gallery, con tres obras. «Las dos han tenido mucho público; lo importante es el sitio, y ya tengo ofertas de muestras individuales en Roma, contactos con otra gente, eso aumenta el espectro de posibilidades», explica.

El pintor está actualmente más centrado en la actividad en Italia y en otros países aunque no solo. «En Zaragoza estoy viendo la posibilidad de exponer en algún centro cultural, y lo que me gustaría hacer es otra vídeo-instalación, me interesaría la producción de uno similar al que hice en el Centro de Historias, pero con una nueva temática», adelanta el autor. Previamente a hacer algo en la capital aragonesa, anuncia que tiene «otra exposición, a finales de abril o principios de mayo en Lisboa, también con Artists in the world».

El artista destaca entre las obras con las que ha expuesto en la galería Domus Romana Despedida de uno mismo, donde utiliza esa nueva técnica «que le da profundidad», o la serie La naturaleza de la ternura, «todavía en proceso, que resalta la importancia del gesto del abrazo y de la ternura, cómo forma parte en los momentos fundamentales de la vida de una persona». También la serie Cuando uno se va no se va solo, «donde aparecen ya las burbujas como contenedores del tiempo individual, no como contenedores de espacio, o figuras abrasadas volátiles, un late motiv bastante frecuente en mi obra, y de la cual se vendió un boceto en Roma», comentó Guillemi.

En los últimos años el artista argentino se ha dedicado «al formato relativamente tradicional de la pintura, pero sin olvidar tampoco incluir otro tipo de tecnología». En ese sentido, señala que ahora usa «una técnica nueva que ha llevado muchos años de elaboración, sobre soporte metálico con una especie de elaboración a través de capas, como el sfumato o pintura de barniz, este tipo de cosas que dan unos efectos un tanto especiales», relata.

Guillemi lo tiene claro y asegura que prefiere Europa para trabajar antes que su tierra natal, ya que «aquí (en Europa) tengo la tranquilidad que me permite trabajar bien, y me siento más identificado con el ambiente europeo».