El Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida pone rumbo a su tercera semana de espectáculos con la obra Nerón en la que Raúl Arévalo se meterá -desde mañana y hasta el 15 de julio- en la piel del emperador romano para mostrar la doble cara de este tirano que quería ser artista.

Esta puesta en escena tiene mucho de aragonesa, ya que el director es Alberto Castrillo-Ferrer, en el reparto también está la zaragozana Itziar Miranda (interpreta a Agripina, la madre del emperador); y la música original la ha compuesto David Angulo. Castrillo Ferrer manifestó que tanto él como el resto del equipo se sienten «emocionados e ilusionados, es una obra apasionante y apasionada». Además, el director destacó que el personaje de Nerón conecta con «la realidad actual» y reflexiona sobre la reacción del poder ante los problemas, a través de la postura «artística» que adoptó Nerón tras el incendio de Roma.

Junto a Arévalo y Miranda completan el elenco José Manuel Seda, Diana Palazón, Francisco Vidal, Javier Lago, Daniel Migueláñez y Carlota García.

Castrillo-Ferrer ha puesto en pie la obra escrita por el dramaturgo Eduardo Galán, para la que se ha inspirado en la célebre novela Quo vadis?, de Henryk Sienkewicz, y que se estrena en el festival emeritense.

En esta obra se abre la puerta a una contradicción, porque la sociedad transmite a las nuevas generaciones que la cultura hace mejores personas, pero Nerón «era un emperador que amaba el arte y soñaba con ser artista, pero era tirano y cruel», dijo ayer el autor de la obra en la presentación del montaje.

gran complejidad / Debido a esta complejidad, aseguró Galán, todos los que participan en la obra, desde los actores hasta los miembros del equipo artístico, se han documentado profundamente para entender la personalidad de este emperador.

Según explicó, la obra no trata de juzgar a este personaje, sino desentrañar «las causas y los porqués» de su locura, en los que juega un papel importante su madre, Agripina; que al igual que Popea (la segunda mujer de Nerón, interpretada por Diana Palazón), están «enamoradas del poder y guiadas por la maldad», sañalaron las propias actrices.

La estructura de la obra no es lineal, sino que presenta saltos en el tiempo, flashbacks y estructuras paralelas, para mostrar «las cosas que pasan por el cerebro de este tirano». Galán pretende lanzar un grito contra el poder absoluto presente en cualquier sociedad, que es viable gracias a la complicidad de los que están alrededor, ya sea por ambición o por temor.

Además, la obra también muestra una de las épocas más atractivas del imperio romano, que es el enfrentamiento de «dos modos de vida diferentes: el paganismo romano y los primitivos cristianos», dijo.

Con Nerón no va a faltar el calor, no solo por el incendio, sino también porque esta obra añade momentos «de corte divertida y muy sexual, con canciones, bailes y mucho humor».