La actriz Geraldine Chaplin, que ayer recibió el Premio Málaga del séptimo Festival de Cine Español en reconocimiento a toda su carrera, aseguró hoy que tener un apellido como el suyo "nunca fue una carga", sino que sólo le "abrió puertas".

"Desde el colegio, cuando me hice amiga de la primera de la clase y le decía que si me dejaba copiar su examen de Latín, le presentaría a Charlot, me ayudó el apellido", dijo en rueda de prensa Geraldine, porque su padre era "el hombre más conocido y la persona más querida en el mundo".

Por eso, cuando ella comenzó a trabajar en el cine, "me consideraban todos como una sobrina", añadió la actriz, que confesó que le gustaría "haber aprovechado más del genio de mi padre", de quien destacó su "capacidad de trabajo increíble" y el hecho de que "nunca se cambió de chaqueta", lo que le obligó a abandonar los Estados Unidos.

Sobre los directores con los que ha trabajado, aseguró que "en cada película el director es el mejor del mundo, pero después de un tiempo ya los hay mejores y peores". Para ella, los momentos "más frustrantes" se produjeron con Martin Scorsese, con quien rodó "La edad de la inocencia" (1993), porque Geraldine se encontraba entre los actores "elegidos por nuestro acento o nuestro físico" y el realizador "nos trataba como a figurantes", por lo que sentía "una envidia cochina y repugnante" al ver cómo trabajaba con protagonistas como Michelle Pfeiffer.

Geraldine Chaplin considera que le debe "casi todo" al cine español, puesto que desde que rodó a las órdenes de Carlos Saura, con quien mantuvo una relación de la que nació su hijo Shane, "se me abrieron las puertas de directores que no me habrían llamado, como los de la nouvelle vague francesa". En alusión a aquella etapa profesional con Saura, cuando éste era "un director marginal y atrevido", apuntó que hicieron "nueve películas bellísimas", con una "enorme pasión", porque ambos deseaban "cambiar el mundo".

Al romperse su relación sentimental con el director "parece que también se rompió mi relación con el cine español porque no me ofrecieron nada durante dos décadas"; porque fue veinte años después cuando "mis hijastros Antonio y Carlos Saura Medrano me ofrecieron trabajo, por nepotismo", bromeó.