-¿Cómo surge la idea de continuar con los casos del detective Falomir?

-La idea no era nueva en mí. Yo tengo otra serie protagonizada por la inspectora Martina de Santo, pero quería construir una nueva serie con la figura de un detective, que es completamente distinto a Martina de Santo, más mundano, próximo y que además tiene su propia agencia de detectives en Zaragoza.

-¿En qué se diferencia Falomir de Martina de Santo?

-Martina era un personaje más arquetípico, en la línea de Sherlock Holmes, donde el detective carece de vida privada. Es un personaje creado para la ficción detectivesca. Martina no tenía una vida familiar, privada, sentimental, mientras Falomir es al contrario, está lleno de humanidad, problemas personales, tiene amigos, novia… él sufre, y tiene otro perfil completamente diferente.

-¿Cómo creó a Florián Falomir?

-He utilizado varios modelos de detective hasta dar con un perfil adecuado y muy definidio. Falomir es un personaje que el lector va a reconocer inmediatamente, y digamos que lo ha interiorizado. Además, este nos cuenta el caso en primera persona, con lo cual tiene una proximidad con el lector, y es una manera de jugar limpio con él. El detective juega limpio con el lector porque no puede ocultarle nada. Si el final es ingenioso, lo será por la trama, no porque el detective o el autor hagan trampas.

-¿Cómo describiría a este personaje?

-Es un hombre muy empático y muy querido, tiene un sexto sentido para investigar, ha sido espía y ha trabajado para el CNI. Es un hombre con muchos recovecos, pero que conecta muy bien con el lector por el sentido del humor y por su proximidad.

-La novela está ambientada en Aragón, ¿qué papel desempeña el paisaje dentro de la historia?

-El paisaje juega un papel importante, sobre todo cuando el detective tiene que ir a Monegros. De ahí viene también el título que hace alusión a los cazadores para moverse y a las llanuras calcinadas por el sol. La novela pasa en un verano ardiente en Zaragoza y más ardiente todavía allí. Yo creo que es un escenario muy apropiado para una novela negra, he estado muy cómodo en esos paisajes desolados, donde puede ocurrir cualquier cosa.

-¿Qué temas trata?

-Es una novela en la que está presente ese pulso por el dominio entre personajes muy diversos que se juntan y coinciden en la luz y la penumbra de la novela negra. Es una novela que yo creo plantea una revisión de conceptos antiguos, como la amistad, la lealtad, el amor o la pasión… al final la visión que se da de esta novela es bastante perturbadora.

-¿Aparece la crítica social a lo largo de la novela?

-Aquí la crítica social está dentro del mundo del arte. Uno de los personajes, es un joven artista muy crítico contra el statu quo y contra todo el sistema tradicional de venta de galerías. Es un inconformista, un rebelde, pero también tiene su lado diabólico.

-¿Qué dosis de ficción y realidad existe en sus novelas?

-A medias partes, toda mi carrera literaria es una lucha constante entre realidad y ficción. Procuro llevar un equilibrio y si tengo un conocimiento de la realidad es gracias al periodismo y por eso lo sigo practicando, para no aislarme en una torre de marfil.

-Dentro del género negro introduce elementos como el humor o el romance, ¿qué papel desempeñan aquí dentro de la historia?

-El humor juega un papel esencial. Los detectives en la novela no suelen ser muy divertidos, son más bien rígidos. El humor en el caso de Falomir es un humor inteligente, lo usa a veces como arma intelectual y a veces como elemento de investigación. Pero él tiene una visión de la vida optimista y empática, y de alguna forma tiñe la novela de esa alegría, aunque las circunstancias no le acompañen.

-¿Cómo es su relación con los lectores?

-Hace años que la disfruto enormemente. Estoy constantemente en contacto con ellos, en clubs de lectura, ferias del libro… No hay nada que me guste más que tomarme un café con ellos, además veo que son diferentes unos de otros y al mismo tiempo encuentran una pasión común en la novela de acción. Yo tengo la suerte de contar con lectores muy expertos en el género y por tanto muy exigentes. Cuando entrego una novela a la imprenta es porque estoy muy seguro de que no voy a defraudar a esos lectores, para mi son una referencia permanente y les tengo un gran respeto.