-Vuelve a su tema recurrente en la escritura, el suicidio.

-A mí me da la impresión de que solo se puede escribir sobre eso, lo cual por supuesto es descabellado pero en mi caso es una obsesión personal que se ha reflejado en mis novelas. Y esta novela parte de un supuesto suicidio de una persona joven como es Sandra Mozarovski y explico por qué tengo esa obsesión.

-¿El suicidio es un asesino tímido?

-Camus, que es un personaje de mi novela y un gran filósofo, fue la persona que dijo que el suicidio es el único problema filosófico verdaderamente importante. Yo creo que exagera pero en mi caso sí me parece algo que me estoy preguntando siempre.

-¿Qué fue primero, hablar de Sandra Mozarovski o de usted misma?

-Me pareció que para hablar de Sandra tenía que hablar de mí y viceversa, para mí tenía mucho sentido unir nuestras vidas. La historia de Sandra me hace reflexionar sobre el pasado, sobre la época del destape, la Transición, sobre mi vida... Me trato como como representante de una época y una generación, la de la Transición. Cuando éramos jóvenes pensábamos que nuestro futuro iba a ser esplendoroso porque estrenábamos la democracia, el franquismo ya había pasado y con los años te das cuenta que las esperanzas eran infundadas y lo mismo ha sucedido con la Transición.

-¿Resultó que no era tan bonita?

-Bastaba con quitar el retrato de Franco y poner el del rey y ya estaba todo hecho. Eso nos creímos, que habíamos dejado atrás ese país triste y atrasado. Mi generación decidió que la anterior era la que había luchado por acabar con el dictador, por lo que la nuestra no tenía que preocuparse de política y nos íbamos a dedicar solo a divertirnos, fue una generación muy hedonista y muy kamikaze. Éramos suicidas colectivos, queríamos experimentar en poco tiempo todo lo que habían experimentado los jóvenes europeos en 30 años. Fue la generación de la movida, de los yonkis, de los funerales de los abuelos alternados con los de los amigos, del SIDA y del destape. Sandra es una representante del destape, el único argumento era ver pechos y mujeres guapas desnudas con galanes masculinos que eran unos vejestorios horribles. Qué humillación para la mujer pero entonces no lo veíamos así.

-¿De ahí que despreciaran a la generación anterior?

-Con mi madre yo me llevaba muy mal. Esa generación eran los viejos, los despreciábamos, no se enteraban de nada, pertenecían a la época de Franco, nosotros éramos modernos, los despreciábamos por haber tenido la mala suerte de pasar una guerra, la maldita dictadura…

-Pero la mujer estaba ahogada.

-Huías de la jaula de tu padre para entrar en la de tu marido, tenías que estar a su servicio. Mi madre había estudiado, se sentía moderna y hubiera querido hacer otras cosas pero se encontró con treinta y pocos años cargada de hijas. ¿Por qué no podía estar bufando y amargada si no le habían dejado elegir su vida? Mi generación fue la primera que pudo elegir su destino. Resultó que luego viví una espiral de autodestrucción que tiene que ver con el suicidio y con las sustancias tóxicas y mi madre aguantó lo inaguantable. Si vivo es gracias a ella y ahí descubrí que no me detestaba, que le importaba mucho, que estaba dispuesta a lo que fuera con tal de salvarme. Y lo peor de todo es que no se lo agradecí y ahora le rindo un homenaje con esta novela.

-¿Qué sabemos de Sandra Mozarovski?

-Tuvo una vida muy breve. La mayor tragedia es morir joven decía Camus. La pobre se mata a trabajar, de los 15 a los 18 intervino en 20 películas. Era un chica de clase media y en sus entrevistas alude al hecho de que tenía oposición familiar a sus pinitos en el cine erótico, cosa comprensible. Ella tenía muy claro cuál era el sentido de su vida, no pasar sin dejar huella.

-Algo que no consigue por un muerte prematura.

-Eso se trunca a los 18 años en una muerte muy poco clara que tiene mucho que ver con su trabajo ya que parece una escena de sus películas eróticas. Supuestamente estaba regando a las plantas a las tres de la madrugada de una noche de agosto y se cayó por el balcón pero las jardineras estaban por el suelo y la barandilla le llegaba al codo. Hay más circunstancias que explico en la novela que hacen inverosímil la versión oficial lo que da pábulo a conjeturas. Se decía que igual se suicidó pero si no sabes lo que es la vida a los 18 años, ¿cómo renuncias a ella? Otros rumores la asocian con el rey Juan Carlos, que si fue amante suya, que si está embarazada de él...