Nació como artista en el Teatro Principal hace 25 años, con un espectáculo titulado Entre dos, y tras bailar sobre escenarios de todo el mundo, Miguel Ángel Berna vuelve a las tablas que le vieron crecer con Jota. En esta ocasión, el artista zaragozano bailará los días 23 de abril, Día de Aragón, 24, 25, 26, 29 y 30, así como el 1, 2 y 3 de mayo. «Para mí esta es una oportunidad de volver otra vez al lugar donde nací como artista. Un poco sí que es mi casa, aquí en 1995 estrené mi primer espectáculo. Ahora, más de veinte años después os presento el que por el momento es el último, que espero que sirva para construir puentes con las nuevas generaciones en torno a la danza de la jota. Una de mis grandes inquietudes es que el pueblo baile la jota», explica el bailarín.

Al acto de presentación de este espectáculo asistieron, además del propio Miguel Ángel Berna, la vicealcaldesa y consejera de Cultura, Sara Fernández; el director general de Cultura de la DGA, Víctor Lucea; el gerente del Patronato Municipal de las Artes Escénicas y de la Imagen, José María Turmo. «Quería salir de esa prisión de los estereotipos que no te dejan crear ni crecer dentro de las artes. El concepto que trataba de perseguir con este espectáculo es no salir del escenario en los ochenta minutos que tiene de duración el mismo. Es un reto heroico que supone estar dando la cara en todos los sentidos», expresa Berna, que estará acompañado en el escenario por los bailarines Manuela Adamo y Pablo Pérez, y los músicos Alberto Artigas, Josué Barrés, Guillermo Mata y Miguel Ángel Fraile.

Para el director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Víctor Lucea, «Jota será un auténtico acontecimiento cultural de primer orden», ya que su labor servirá, según sus palabras, para «conectar las raíces, el sentir popular, con los nuevos trabajos artísticos», impulsando la renovación de la jota, lo que «es merecedor de todo elogio»

Y es que el objetivo del espectáculo es llegar a las nuevas generaciones y establecer nuevos lazos entre tradición y modernidad con la jota y los ritmos más contemporáneos como nexo: «Cuando salgo de las clases en el Auditorio, lo que veo en la calle es a los chavales bailando hip hop y rap. A pie de calle no he sido capaz ni he visto la posibilidad de poder abordar la jota entre los más jóvenes, y eso es algo que me gustaría empezar a cambiar a partir de este baile», explicó el artista. E incidió en las influencias y la mezcla entre la música más tradicional y más contemporánea para llegar a todo tipo de públicos y «romper con los esquemas» de esta danza: «Bebemos de esa jota más clásica, de la rapsodia jotera de Liszt y también de Tárraga y Bretón, aunque introducimos nuevas reinterpretaciones musicales y coreográficas de temas tradicionales y movimientos que hasta hace relativamente poco no sabía que estaban dentro de mí».

En este sentido, el bailarín destacó la aportación de Cesc Gelabert como coreógrafo y «su concepción de las danzas tradicionales», aunque comentó que para él la incorporación de nuevos movimientos que resultasen atractivos dentro del espectáculo estaba resultando un «suplicio» y que necesitaba recibir la inspiración de ver a la gente de a pie ponerse a bailar de manera espontánea: «A mí me falta esa inspiración de ver a la gente ponerse a bailar espontáneamente. Para un artista es importante observar esa naturaleza y esa belleza. Lo necesito para seguir creciendo y veo que mucha gente tiene un cierto temor a expresarse. Tengo la sensación de que la gente quiere bailar y no baila, y creo que el pueblo tiene esa necesidad de expresarse».a vicealcaldesa de Zaragoza,

Sara Fernández, puso de relieve la «increíble capacidad de innovación» de Berna, celebrando que Jota se represente en «la que es la casa de la cultura de todos los zaragozanos, junto con el Auditorio». Fernández destacó el «gran éxito» del espectáculo anterior de Berna, que reunió a miles de espectadores hace tan solo unos meses en el Príncipe Felipe. El bailarín incidió en que sobre las tablas del Principal se volverá a ver alguna sorpresa y manifestó que lo importante en este caso era «crecer como artista» y que la gente se animase a «bailar esta jota y sus tradiciones».