TITULO: Miguel Ibarz. Exposición antológica.

LUGAR: Museo Camón Aznar. Calle Espoz y Mina, 23.

ORGANIZADOR: Ibercaja

COMISARIO: Ricardo García Prats

FECHAS: Del 20 de abril al 20 de junio

HORARIO: De martes a sábado, 10.30 a 13.30 horas y tardes de 18.00 a 21.00 horas.

La Mequinenza sonámbula que pintó en la ladera frente al río en 1947 se quedó grabada en este pintor hasta su muerte, cuarenta años más tarde, cuando sus paisajes iban haciéndose cada vez más alegres y abstractos. Miguel Ibarz construía primero la carpintería estructural del cuadro, trazaba las lineas de la composición como el que construye una jaula y luego rellenaba las superficies de colores con la espátula, igual que en una vidriera.

Sus cuadros transmiten sosiego y tranquilidad. Lejos de la inmediatez de la mirada directa sobre las cosas (no era un pintor de caballete), sus figuras llegaban a la tela después de ser interiorizadas, filtradas desde lo hondo sí mismo. De ahí la quietud de los paisajes, la serena placidez de las figuras humanas, en las que parece detenerse el tiempo.

Los años 50 fueron atravesados en el área de influencia parisina por la vibración existencialista. Tras las síntesis brillantes de las primeras vanguardias aparecía el túnel del análisis, de la búsqueda y de las preguntas. Están todas reflejadas en los cuadros de Ibarz de esa década. Pero llegan los 60 y sus claridades. La pintura se abre al juego más libre y alegre de las transgresiones.

Y ahí comienza ya en cascada la pintura expresamente suya, el final de la búsqueda personal de su lenguaje, la cometa que vuela alegre sobre el paisaje. los motivos apenas esbozados con una línea, las formas puras y los colores decididamente extravagantes.

Pero siempre, el regreso ideal a la Mequinenza que un día vio colgada en el espacio, entre el zío y el castillo, aunque ya no existiera físicamente porque se la comió el pantano.