La reproducción del decorado que presidió en marzo de 1978 el estreno del montaje teatral Mori el Merma, de la compañía La Claca, varios de los ninots que Joan Miró realizó para la obra, así como fotografías del momento, dibujos, bocetos y un documental de Francesc Català Roca que recoge la elaboración de todos estos elementos por parte del artista, reciben al visitante en el Palacio de Sástago. No es, sin embargo, el inicio de la muestra, sino más bien el final, pues significa la culminación del proceso creativo de Miró en torno a un personaje que siempre le fascinó, el Ubú Rey de Alfred Jarry, que tomó como ejemplo para sus reflexiones sobre el absolutismo y el abuso de poder al tiempo que personaje bufo para criticar a Franco.

Miró y el mundo de Ubú, que ayer se inauguró en el Palacio de Sástago, donde permanecerá hasta el 3 de junio, reúne 145 piezas en torno a este personaje teatral paradigma de los dictadores, realizadas "por uno de los más grandes creadores del siglo XX y del arte universal", en palabras del presidente de la DPZ, Luis María Beamonte, quien presentó la exposición con Pere Serra, presidente de la Fundación Art Serra, de la que proceden la mayoría de los fondos, y con la comisaria de la muestra, Lola Durán.

Serra explicó que para Miró, "Ubú fue una obsesión permanente, en el que veía paralelismos con Franco", una obsesión que le llevó a dedicarse a esta obra "en cuerpo y alma".

Ubú rey fue creado por Alfred Jarry en una obra que se estrenó en 1896 en París como teatro de marionetas y que fue "el antecedente del dadaísmo y del teatro del absurdo". Ubú es "un ser despótico, cruel, el prototipo de los dictadores que luego vendrían en el siglo XX", explica Lola Durán. Ya en 1921 Miró prestó atención a esta obra, a la que tuvo un primer acercamiento en 1937 cuando colaboró con sus dibujos, junto a otros artistas, en la creación de un programa de mano para la representación del espectáculo en los Campos Eliseos de París.

Pero fue en 1966 cuando abordó el personaje en profundidad, creando una serie de 13 litografías para ilustrar Ubú roi, un libro para bibliógrafos con el texto original de Jarry. Y es aquí donde empieza realmente la exposición de Sástago. Es un momento en el que Miró está dedicado a la escultura, de ahí que estas obras sean "muy volumétricas", recordando a un teatrino de marionetas, mientras que la tiranía de Ubú la representa "con colores ácidos".

La muestra sigue con la segunda incursión de Miró en el personaje, otra serie titulada Ubú aux Baléares, en la que lo traslada al lugar en el que vive. Es 1971 y el artista deja a un lado a Jarry para crear un texto propio, "más humorístico e incluso grosero". Son 23 litografías "con figuras apenas marcadas por líneas de color, que pasean por campos blancos". Ya en 1975 abordó una tercera serie, L'Enfance d'Ubu, en la que todavía sintetiza más tanto el lenguaje, empleando solo palabras o signos, como la imagen, con caligrafías y collages.

Finalmente, y para cerrar el ciclo, Ubú vuelve en 1978 a ser un personaje teatral, tal y como había sido creado. Pero en esta ocasión encarnado en un trasunto, Mori el Merma, personaje de una obra de la compañía La Claca. Miró trabaja en la creación de los ninots, grandes títeres grotescos en los que se introducen los actores, así como en el diseño de la escenografía. Es el montaje que recibe al visitante, pero que hay que ver al final para comprender todo el significado que quiso otorgarle una persona "comprometida políticamente", al que la ignorancia a la que le sometió Franco, "pues decía que no tenía categoría como artista", le permitió vivir "de forma tranquila y feliz en Palma e incluso divertirse a costa del dictador".