Ricardo Aguín El Molinero escuchó en Calatayud los tres avisos durante la lidia del cuarto toro, por lo que el astado volvió vivo a los corrales, en la segunda y última corrida de la feria taurina de San Roque. En su otro enemigo, el espada de Casetas escuchó la callada por respuesta. Angel Gómez Escorial vio silenciada su labor en su primero y cortó una oreja en el quinto, mientras que a Luis Vilches se le silenció la labor en sus dos enemigos.

Se lidiaron seis ejemplares de la ganadería de Dolores Aguirre, bien presentados, mansos y peligrosos los tres primeros; buenos cuarto y quinto y aceptable el sexto. La plaza se llenó en más de la mitad de su aforo.

Ricardo Aguín El Molinero , que se mostró desganado e inhibido, como si estuviera pensando en la retirada, no tuvo ninguna opción con su primero, un animal manso y peligroso con el que, aunque no se empleó a fondo, pasaportó con cierta dignidad. Lo peor llegó en el cuarto de la tarde, un astado de buena calidad al que no pudo sacar faena por no confiarse ni pisar el terreno adecuado. Tras la primera estocada, que quedó baja, el torero esperó pacientemente a que el animal se acostara, lo cual no sucedió a pesar de la rueda de peones de su cuadrilla. Y como el diestro no usaba el verduguillo fue transcurriendo el tiempo reglamentario, resultando inútiles los intentos de descabello que en última instancia propinó el torero. Los aficionados lo despidieron con una sonora bronca.

Gómez Escorial no pudo lucirse con la capa en el primero de su lote, un animal que en los primeros compases de la lidia se mostró probón. Con la muleta lo intentó por ambos pitones, pero su oponente embestía menos que un torico de peluche. Mató de dos pinchazos y un bajonazo.

Con su segundo, un astado de buenas condiciones, Escorial cuajó un trasteo vulgar y de cara a la galería, que le permitió conseguir una oreja de regalo de los aficionados del sol tras matar de una estocada trasera.

LO MEJOR, CON EL CAPOTE

Luis Vilches realizó lo mejor de la tarde toreando con el capote a su primero, pues este torero de Utrera cuajó seis excelentes verónicas. Cuando inició su labor con la muleta, todo parecía que iba a resultar por los caminos de éxito, pero la realidad fue que el animal se apagó en la segunda serie. Mató de cuatro pinchazos y tres descabellos dando lugar a que sonara un aviso.

Con el que cerraba la tarde, Vilches no acabó de centrarse y la faena sólo tuvo algunos chispazos de buen toreo. Mató de cuatro pinchazos y un bajonazo.