Un singular ciprés de ocho metros que estaba seco se ha transformado en una obra escultórica de ocho metros de altura a raíz de una intervención efectuada por el artista Mario Molins, que ha plasmado su particular visión de la "catarsis" en este emblemático árbol del parque Grande de Zaragoza.

La obra se concibe como una "purificación" o una "transformación" de aquello que había muerto en otra forma de vida, en este caso, en arte, explicó ayer el escultor oscense durante el acto de presentación de esta escultura, que, precisamente, desde ayer se puede contemplar en el interior de este parque.

REVITALIZAR EL ÁRBOL Molins ha tratado con esta obra de revitalizar este árbol a través de la intervención artística en el tronco, que mide ocho metros de altura y un metro de grosor, e incluso hacerle "crecer" a través de una rama del propio árbol que fundió en bronce y que colocó de nuevo en su tronco, como un símbolo de perennidad. La parte baja de la obra está quemada para acentuar la salida del árbol de la tierra, ha explicado el artista, que ha tratado de recrear un "elogio a la vida natural".

Esta obra, que es la más grande que ha realizado el artista hasta el momento, forma parte de la exposición Catharsis que acogió el Aula de la Naturaleza del Parque hasta este mes de junio y que estaba integrada por 23 obras del artista aragonés.

La escultura del parque se concibe como un brote vegetal gigante que dialoga con la vegetación circundante de una forma diferente al ciprés.

Además, el propio Aula de la Naturaleza del parque Grande acoge hasta el próximo domingo 29 de junio una muestra de jardín japonés compuesta de un jardín tradicional completo, con árboles, piedras y agua, inspirado en el jardín NINNA JI del Templo Ninna, en Kyoto (siglo IX), que cuenta además con expresiones artísticas de bonsai, ikebana, origami, suiseki (piedra) y haiga.