Cuando un 23 de marzo el pabellón francés de la antigua Feria de Muestras abrió sus puertas, el encargado de la seguridad (y prácticamente el único dedicado a tal fin) era Urko, "el más fuerte de la organización". Era el cantante de Principal Izquierda. La casualidad quiso que durante su actuación se formara una tangana en la primera fila. En las grabaciones de la época, cuenta uno de los organizadores de aquello, Chema Fernández, se le escucha decir, "Ey, no os peleéis, parad ya". Como no le hacían caso, "bajó, puso orden y volvió al escenario". Hoy, hace treinta años, se clausuró la Muestra de Pop-Rock y Otros Rollos.

Este detalle, que no deja de ser una anécdota, sí viene a reflejar el espíritu de aquella cita, organizada por el GOM (Grupo Organizador de la Muestra), en el que estaba Chema Fernández: "Fue algo muy voluntarioso, inocente y amateur, y no esperábamos juntar a 26.000 personas", recuerda el promotor, que resalta la importancia que tuvo todo aquello: "Había muy poquitos grupos y conciertos, no existía programación en las salas y esta muestra sirvió para darle visibilidad a una actividad subterránea y underground que sí había en Zaragoza. Con ese objetivo, nos juntamos unos cuantos y escribimos el manifiesto Vamos a quemar Zaragoza. Y, a partir de ahí, nos unimos para crear algo que huyera de la fórmula de los concursos y rollos institucionales".

Escena 'underground'

De ahí, surgió la Muestra de Pop-Rock y Otros Rollos, en la que actuaron alrededor de 50 grupos de la ciudad (aunque no se dejó de lado tampoco la moda o los fanzines, por ejemplo) sin un criterio previo: "El objetivo era hacer ruido y enseñar lo que había en Zaragoza. Entraron casi todos que nos mandaron su maqueta, aunque algunas eran inaudibles", cuenta Fernández.

Uno de los que participó en aquella cita fue Santi Rex. "Era una expresión de lo que había en la calle y un germen de lo que vino después", algo "muy generacional" que también tuvo que ver mucho con la situación que se vivía en España: "Era un reflejo de la transición, había mucho interés por la cultura, por la agitación y por descubrir cosas nuevas". Algo, según Rex, "irrepetible. Hoy, la gente está saturada y la música ya no interesa tanto, entonces, era nuestra válvula de escape".

Tampoco se perdió la cita Mariano Casanova, ya que Distrito 14 fue uno de los grupos invitados a la cita: "Lo que más recuerdo de aquellos días es la ilusión. La ilusión de todos y cada uno de los que estuvimos allí, organizadores, participantes y público. Ese es el espíritu de la muestra, para mí, inolvidable".

En ese sentido, Fernández, cree que es irrepetible porque lo fue "el momento. A partir de ahí, nacieron grupos como Héroes del silencio y, aunque fue más una cosa de orgullo local, de demostrar que aquí también había movimiento, desde entonces, nacieron las programaciones regulares en las salas a partir de la Metro o hubo en una época un desembarco de grupos aragoneses en las discográficas de Madrid. Fue la demostración de que había público pero que había que salir del underground", concluye Chema Fernández, hoy programador de La casa del loco.