Hubiese sido una temeridad por parte de los promotores de Monegros desert prometerle al mundo que su vigésimo aniversario iba a convertirse en la mejor edición de su ya larga historia. Nunca vendieron semejante compromiso porque hubiese sido un listón inalcanzable. Un festival que ha visto pasar a lo largo de los años a artistas de la talla de Underworld, 2ManyDJ's, Public Enemy, Busta Rhymes, Snoop Dogg, Laurent Garnier, Cypress Hill y un interminable etcétera de figuras de talla mundial no debe prometer ya nada. Solo puede dedicarse a seguir la línea establecida, por muy aniversario que sea. Y así fue, más allá de anunciar el "mayor despliegue técnico visto hasta ahora en el desierto", consistente en una descomunal potencia de 300.000 vatios de sonido y 500.000 de luz, lo que para el profano en la materia es como hablar de billones de euros a un mileurista. ¿El resultado? Aproximadamente 42.000 personas seducidas de nuevo por un más que notable cartel de artistas, pero especialmente por vivir en primera persona la juerga más bestial jamás organizada y en un lugar que tiene como mayor encanto que es territorio de alimañas y capitanas rodando.

OPINIONES DISPARES Hace tiempo ya que Juan Arnau, ejecutor máximo de Monegros y quien se la juega en cada edición, se inoculó el antídoto de las críticas nocivas, especialmente desde que las redes sociales son un foro incontrolable. La fórmula ha funcionado, funciona y lo seguirá haciendo. No hay más que remitirse al hecho de que las entradas cuestan del orden de 70 euros y se venden ya meses antes siquiera de conocerse la nómina definitiva de disjockeys. La presencia de Skrillex era una apuesta para atraer un nuevo público, cierto, pero era previsible que los más puristas iban a defenestrarla. Así fue.

Aunque algunos detractores también se rindieron al show superlativo del imberbe californiano, que al fin y al cabo respondió a las expectativas. Pero los reyes del mambo en Monegros siempre han sido y serán aquellos artistas que se parapetan tras una mesa de mezclas. Si Carl Cox encendió la tarde, Dave Clark logró la locura colectiva, permitiéndose licencias como inyectarle una base electrónica a la Marcha Imperial de la Guerra de las Galaxias. Y a partir de ahí, el contoneo generalizado (en muchos casos espasmódico) se fue contagiando en los tres escenario habitilitados. Los mayores aplausos se los llevó un inspiradísimo Paco Osuna, que se lució en ElRow, zona decorada por el aragonés David Maripo. Otros muy vitoreados fueron Boys Noize, quién apunta maneras de crack mediático con carácter de urgencia, así como Eats Everythings. Y siempre quedan los clásicos que nunca fallan y que se manejan en Monegros como Pedro por su casa, léase los Ben Sims, Chris Liebing o Pet Duo.

Entre las decepciones, dos por ausencia. Una imprevista, la de Feed Me, quien suspendió su actuación en el desierto por "problemas familiares" según la organización. Y otra fue Richie Hawtin, cuya historia artística está íntimamente ligada a Monegros y que precisamente en el vigésimo aniversario no estaba en cartel. Fueron muchos los que le echaron de menos.

Los datos que maneja Monegros suponen que el 35% de los asistentes eran extranjeros, es decir: aproximadamente 15.000 personas llegaron de países cercanos como Francia, Italia, Bélgica o Alemania, pero también se podían detectar grupitos de asiáticos, algún que otro americano e incluso un noruego que nunca había pisado un desierto. Cada una de las personas que acudieron a Monegros contará a su manera la experiencia y ejercerá de embajador del festival allá donde vaya. Probablemente, dirá que se compró una mascarilla (las vendían en el estand de merchandising) para evitar comer polvo; que nunca más verá una performance tan impresionante; que las videoproyecciones fueron superlativas y que bailó hasta dejar de sentir sus extremidades. Las pegas se las pondrá al sistema de moneda interna del festival (monegrinos) y a las largas colas invevitables para pedir consumiciones. Pero a buen seguro que una vez recobradas las fuerzas, soñará con volver una vez más a Monegros desert festival.