Seguro que entre los miembros de la Academia hay quienes esperan más que luces y colores -más o menos lo que ofrece La La Land- de una obra merecedora del Oscar a la mejor película. Incluso para a ojos de un espectador europeo Moonlight da la sensación de retratar con precisión lo que significa ser negro en América, y lo hace sin caer en los estereotipos y caricaturas tan comunes en Hollywood y sin definir a sus personajes en función de su relación con el hombre blanco, como incluso 12 años de esclavitud hacía.

Y no olvidemos que recientemente la Academia renovó su membresía tras las protestas generadas por su tendencia de olvidarse de los artistas afroamericanos a la hora de nominar, y que premiar Moonlight les vendría de perlas para lavar su imagen especialmente tras unos meses en los que Estados Unidos ha visto un incremento de muertes de hombres negros por disparos de policías blancos y el ascenso de un xenófobo a la presidencia del país. El problema de Moonlight es que no solo es cine afroamericano sino también homosexual. ¿Realmente está la Academia de Hollywood preparada para tantos progresos de golpe? Habrá que verlo.