Dos jóvenes pianistas aragoneses, los hermanos Juan Fernando y José Enrique Moreno Gistaín abordan hoy a las 11.30 horas en la Sala Mozart del Auditorio un nuevo concierto del Ciclo de Introducción a la Música, que llega con ellos al ecuador. Interpretarán un programa consistente en la transcripción para piano a cuatro manos del Cuarteto de cuerda nº1 Op. 51 de Brahms; El aprendiz de brujo de Dukas; Dos danzas de La vida Breve , de Falla y Capricho sobre la jota aragonesa de Glinka.

Juan Fernando, quien obtuviese el primer premio en el Concurso Nacional de Piano Ciudad de Albacete, actualmente está realizando una gira de conciertos por España, organizada por la Secretaría Nacional de Juventudes Musicales. Tiene prevista la grabación de un CD para el sello Albert Moraleda y una grabación monográfica para Radio Clásica de Radio Nacional de España.

José Enrique ha obtenido recientemente el Tercer Premio en el Concurso de Piano de Palma de Mallorca. Ambos desarrollan su labor pedagógica como profesores titulares de los conservatorios profesionales de Música de Monzón y de El Espinillo (Madrid) respectivamente.

Al tratarse de transcripciones de piezas escritas para otras formaciones, deben tocarse en el piano respetando lo más posible la textura y las cualidades del sonido. Pero también buscando los recursos necesarios para que tengan la sonoridad original. Esto añade una dificultad considerable y un aliciente de virtuosismo y espectacularidad. Para Juan Fernando, la obra del programa del domingo que tiene más profundidad y en la que se demuestra mejor la construcción musical es en el brahms : "Es muy larga y tiene que estar muy bien estructurada, con mucha tensión y con cambios de carácter y anímicos enormes. Esa es la más difícil, hablando de música pura".

Pero desde un punto de vista virtuoso, según el mismo intérprete, el dukas exige mucho más, y, respecto a la jota de Glinka, apunta que "no nos damos cuenta de que la jota aragonesa es un canto profundo porque la vemos asociada a acontecimientos festivos". Glinka construyó una pieza a la rusa , y desde su lejanía, hay que entenderla no tanto como una jota sino como música rusa con un exotismo aragonés.