Steve Martin, un comediante bastante popular hace años pero ciertamente infravalorado, fue el protagonista de dos películas convertidas en piezas de culto de forma casi instantánea, o al menos de culto entre una minoría de espectadores y un sector de la crítica. Una es el musical 'Dinero caído del cielo', dirigida por Herbert Ross en 1981 a partir de un texto de Dennis Potter. La otra es 'Cliente muerto no paga', un homenaje-parodia-pastiche del cine negro clásico realizada en 1982, en la que Martin fue también coguionista. ¿Quién dirigió este filme que convocaba como fantasmas surgidos de imágenes eternas del 'film noir' a Humphrey Bogart, Alan Ladd, Barbara Stanwyck, Veronica Lake, Lana Turner e Ingrid Bergman? Un tipo, entonces desconocido para el público europeo en general, llamado Carl Reiner y con una larga trayectoria a su espaldas como comediógrafo, actor, director, productor y editor. Para los estadounidenses era una leyenda de la comedia tanto en el cine y la televisión como en los escenarios.

Reiner falleció el pasado lunes por causas naturales en su casa de Beverly Hills, a los 89 años. Era, entre otras cosas, el padre de Rob Reiner, también director y actor bastante dotado para la comedia, célebre por la realización de 'La princesa prometida' y 'Cuando Harry encontró a Sally', y a quien el lector puede reconocer recientemente en el papel de un divertido juez en algunos episodios de la teleserie 'The good fight'. Carl le inculcó a Rob el veneno de la comedia tanto delante como detrás de la cámara, pero el padre fue mucho más vitriólico y extravertido que el hijo.

Algunos hitos de Reiner. Compartió el estilo de humor de Mel Brooks, con quién grabo varios discos de chistes y monólogos a partir del espacio de sketchs que crearon juntos en los años 50, '2000 year old man'. También registro una doble casete con lecturas de textos de Groucho Marx, otro referente de la comedia judía. Creó uno de los programas de variedades más famosos de la televisión estadounidense, 'El show de Dick van Dyke' (1961-1966), por el que ganó el Premio Emmy en cinco ediciones consecutivas, galardón que ya se había llevado por dos veces en la categoría de actor de apoyo por 'Caesar¿s Hour' (1954-1957), otra comedia televisiva de episodios protagonizada por Sid Caesar y Reiner y escrita por el propio Reiner, Brooks y Neil Simon, pura comedia americana. Su último Emmy lo consiguió en 1995 por su trabajo como actor invitado en un episodio de otra exitosa serie, 'Loco por ti'.

Reiner había debutado como actor a finales de los 40 y entre su centenar de apariciones en cine y televisión destacan títulos como 'El mundo está loco, loco, loco' (1963) y '¡Qué vienen los rusos!' (1966). Eran cometidos secundarios en comedias muy corales. Siguió apareciendo en series televisivas y Steven Soderbergh lo convirtió en uno de los miembros estables del grupo de ladrones liderados por George Clooney y Brad Pitt en las tres entregas de la saga de 'Ocean's'.

Brilló más detrás de la cámara

Dirigiéndose a sí mismo o a sus amigos comediantes, donde brilló más fue detrás de la cámara. Antes de reírse de la mística del cine negro en 'Cliente muerto no paga' ya había hecho con Martin 'Un loco anda suelto' (1979), cuyo título original resulta más contundente: 'The jerk', el idiota, el pelmazo. Y antes había dirigido a Van Dyke en 'El cómico' (1969), una estupenda y ácida comedia sobre un artista de vodevil que triunfa en Hollywood en la época del cine mudo y se gana las simpatías del público, pero en su vida privada es un maltratador y un alcohólico. También realizó 'Oh, Good!' (1977), en la que el veterano comediante George Burns encarna a Dios, y el cantante de country John Denver a su servidor en la Tierra.

El notable efecto de la entonces muy ingeniosa 'Cliente muerto no paga', en la que Martin encarnó a un detective 'bogartiano' y Reiner a un mariscal de campo alemán, se diluyó pronto. 'Un genio con dos cerebros' (1983), caricatura esta vez del cine fantástico, con Martin y Kathleen Turner, aún conserva cierta ironía, y 'Dos veces yo' (1984), un relato de transferencia de personalidades protagonizado por Martin y Lily Tomlin, tiene buenos gags. Pero como le ocurrió a su amigo Mel Brooks, Reiner, en calidad de director, se perdió con comedias de brocha gorda como 'Distracción fatal' (1993), según la modalidad de construir un relato parodiando escenas de títulos célebres ('Atracción fatal', 'Instinto básico', 'Durmiendo con su enemigo').

Se despidió de la dirección en 1997 con 'Ese loco sentimiento', una apacible comedia romántica al servicio de Bette Midler, estrenada cuando el hijo de Reiner hacía ya películas más ingeniosas, pero como escritor televisivo estuvo activo hasta hace bien poco: uno de sus últimos cometidos fue poner voz al rinoceronte rosa de juguete de 'Toy story 4' (2019), llamado en su honor Carl Reineroceros.