El actor Álvaro de Luna falleció ayer a los 83 años a causa de las complicaciones generadas por un cáncer de hígado que padecía desde hacía tiempo. Una enfermedad que no le impidió seguir trabajando hasta prácticamente el último momento. Su última película, Miau, del director aragonés Ignacio Estaregui, se estrenó hace unas semanas y todavía permanece en cartelera.

Nació el 10 de abril de 1935 en Madrid y en los años cincuenta comenzó la carrera de Medicina, no por vocación, sino por agradar a su madre. No la terminó porque se topó con la que sí sería su gran pasión profesional para el resto de su vida, la interpretación.

La industria del cine a principios de los sesenta se encontraba en plena expansión, sobre todo gracias a la entrada en el país de los rodajes internacionales. De Luna participó en algunas de estas grandes superproducciones de extra, de especialista o de doble de galanes del Hollywood del momento, también en un buen número de coproducciones hispano-italianas de géneros como el péplum o el spaguetti-western, que vivía un momento de auténtica eclosión, trabajando a las órdenes de Sergio Leone y Sergio Corbucci.

El primero que le dio la oportunidad de tener un papel secundario fue Antonio Isasi-Isasmendi en la película de aventuras La máscara de Scaramouche (1963) y con él volvería a trabajar en Estambul 65 (1965). En los años 70 también practicó la comedia ligera, apareció en algunos títulos dentro del género, aunque también comenzó a ser un rostro frecuente en TV, tanto en series como sobre todo en espacios teatrales y dramáticos como Estudio 1.

MUCHO TRABAJO

Fueron unos años de una enorme actividad, aunque la fama todavía no había llegado a su puerta. Justo antes de que eso sucediera, contrajo matrimonio con Carmen Barajas con la que tuvo dos hijas y ha permanecido casado hasta la actualidad.

A partir de 1976 su rostro se incrustaría dentro del imaginario colectivo de la España de la Transición gracias a la serie Curro Jiménez interpretando el papel de El Algarrobo. Dice que consiguió el papel por el empeño de Sancho Gracia, ya que iba a tener otro de menos importancia, pero esta confianza finalmente supuso para él el espaldarazo definitivo para conseguir el cariño del público. La serie permaneció en antena varios años y enlazó con otro gran éxito como fue la adaptación de la novela de Blasco Ibáñez La barraca.

Puede que en cine no tuviera tanto éxito como en televisión, pero cultivó, y muy bien, todos los géneros y trabajó con directores muy diversos: Rafael Romero Marchent, José María Forqué, Fernando Fernán Gómez, Carlos Saura o Jaime de Armiñán.

VUELTA A LA POPULARIDAD

La serie Farmacia de guardia le devolvió de nuevo la popularidad cuando ya tenía casi 60 años. Ya entrado el nuevo milenio, participó en un buen puñado de películas interesantes: Silencio roto, de Montxo Armendáriz, El viaje de Carol, de Imanol Uribe, Las voces de la noche, de Salvador García Ruiz o El prado de las estrellas, de Mario Camus, por la que estuvo nominado al Goya al mejor actor principal. A partir de ese momento, volvió a refugiarse en la televisión en series como Gran Reserva, junto a Concha Velasco o Luna, el misterio de Calenda.

En el plano político siempre fue un hombre comprometido y nunca escondió su simpatía hacia el PSOE. En el 2008 apoyó a Zapatero junto a otros artistas antes de las elecciones generales. Más tarde, en el 2011 hizo lo propio cuando se presentó Rubalcaba.

En el 2014 se subió a los escenarios junto a Tina Sainz para realizar una versión teatral de la célebre película de Juan José Campanella, El hijo de la novia, en la que interpretó el papel que en cine hizo Héctor Alterio; y que pudo verse en el Teatro de las Esquinas. El pasado año apareció en la serie Sé quién eres (Telecinco) y sigue en los cines con Miau.