La actriz italiana Elsa Martinelli, que trabajó con los más importantes directores italianos y encandiló a Hollywood con su elegancia natural, falleció el sábado en su casa de Roma a los 82 años. Elsa Tia, su verdadero nombre, nació en la Toscana en 1935, en una familia humilde y numerosa, se trasladó a Roma para trabajar como modelo y en 1953 participó en su primera película, Se vincessi cento milioni, de Carlo Campogalliani y Carlo Moscovini.

Hollywood la descubrió muy pronto, cuando Kirk Douglas la llamó para participar en Pacto de honor (1955), de André de Toth. En la meca del cine trabajó también a las órdenes de gigantes como Howard Hawks, que en ¡Hatari! (1962) le proporcionó su papel más recordado, y Orson Welles, que la dirigió en El proceso (1962). En 1956, Martinelli ganó el Oso de Plata del festival de Berlín a la mejor actriz gracias a Donatella, de Mario Monicelli. Entre los grandes directores italianos que contaron con sus servicios figuran también Dino Risi, en Un amore a Roma (1960), y Elio Petri, en La víctima número diez (1965).

El público italiano vio en ella a una moderna Cenicienta cuando, con sus orígenes humildes, se casó en 1957 con el conde Franco Mancinelli Scotti de San Vito, con quien tuvo una hija. Fue asidua del mundo de la jet-set y veraneó en la Costa del Sol española. También grabó un disco y al final de su carrera participó en varias series de televisión.