Jiri Menzel, fallecido el pasado sábado en su ciudad natal, Praga, a los 82 años, formó con Milos Forman, Jaromil Jires y Vera Chytilová la avanzadilla de la Nueva Ola del cine checo de los años 60, y no hay dos películas más importantes de aquel movimiento que 'Trenes rigurosamente vigilados', realizada por Menzel en 1966, y 'Los amores de una rubia', dirigida por Forman en 1965. Fue una nueva ola cinematográfica en todos los sentidos, social, política y estilística, que afrontó nuevas formas temáticas y narrativas a la vez que se opuso al realismo socialista.

No ha habido otro momento de esplendor similar en toda la historia de la cinematografía checa, abortado por la entrada de los tanques soviéticos en la primavera de Praga de 1968. Nunca el cine de este país alcanzó tantos galardones de prestigio: Menzel ganó con 'Trenes rigurosamente vigilados' el Oscar a la mejor película extranjera. 1968 supuso para la sociedad checa el fin de las libertades conquistadas durante aquella década. A nivel cinematográfico, se produjo un considerable exilio. Forman e Ivan Passer marcharon a Estados Unidos, pero Menzel y Chytilová prefirieron seguir en su país pese a convertirse en objetivos principales de la censura.

Fotograma de 'Trenes rigurosamente vigilados', de Jiri Menzel.

Hijo de un escritor de libros infantiles, Menzel estudio cine en la FAMU, la escuela de cine y televisión de Praga creada en 1947. Tras varios cortos de aprendizaje, debutó con 'Las perlas del fondo del agua' (1966), comedia colectiva compuesta por cinco episodios realizados por Menzel, Jires, Chytilová, Jan Nemec y Evald Schorm. El filme adapta cinco relatos cortos de Bohumil Hrabal, novelista que supo mezclar costumbrismo y surrealismo y está considerado uno de los mejores escritores checos.

Comedia absurda

Tanto le gustaba Hrabal a Menzel que a continuación le adaptó por segunda vez en 'Trenes rigurosamente vigilados', la historia de un joven que trabaja en la estación de trenes de una pequeña ciudad durante la ocupación nazi. Volvería a versionar una de sus obras en 'Alondras en el alambre' (1969), centrada esta vez en una cuadrilla de operarios durante las purgas comunistas de 1950 y protagonizada por el mismo actor de 'Trenes rigurosamente vigilados', el también cantante Václav Neckár.

Aunque rodó alguna película de intriga como 'Crimen en el teatro' (1968), Menzel prefirió siempre comedia, muchas veces absurda, con la que trató con ingenio temáticas sociales, históricas, individuales o colectivas, ambientadas en la ciudad o en el campo. Aunque fue perdiendo presencia, siguió ofreciendo retazos de cine muy personal y combativo como 'Los hombres de la manivela' (1979), en torno a los orígenes del cine en su país; la deliciosa comedia rural 'Mi dulce pueblecito' (1985) y, sobre todo, 'Tijeretazos' (1981), nuevo encuentro con el escritor Hrabal, esta vez centrado en sus recuerdos de infancia.

Su última película, 'Dosajni-The Don Juans' (2013), gira en torno a los preparativos de un montaje de la ópera de Mozart. También realizó una larga carrera como actor, con más de 70 créditos.