Fue conocido como el Fellini de las películas eróticas porque compartía con el realizador italiano una gran fijación por los pechos femeninos gigantescos y un grotesco sentido del humor. El director estadounidense Russ Meyer falleció el pasado sábado en su casa de Hollywood Hills, en Los Angeles, a la edad de 82 años. Afectado de demencia senil desde hacía algún tiempo, murió a causa de una neumonía.

Junto a Ed Wood ha sido uno de los grandes cultivadores del cine basura en su vertiente más pop y gamberra. Aunque durante décadas fue ninguneado por la crítica, a finales de los años 80 directores como Quentin Tarantino, John Landis y John Waters se dedicaron a rescatarle. Fue entonces cuando distintos festivales españoles programaron sus películas y algunas salas de arte y ensayo llegaron a estrenar la popular Supervixens (Superzorras ).

Hijo de un policía y una enfermera, Meyer nació en Oakland (California) en 1922. "Me suelen preguntar de dónde viene mi obsesión por los pechos grandes. No lo tengo muy claro pero creo que tiene que ver con lo que mamé de pequeño", recordaba en sus memorias, Russ Meyer: el Fellini rural. Sus filmes, sus fantasías, sus señoritas. Menos nebulosos son sus primeros recuerdos profesionales, todos ellos relacionados con el uso de una cámara. A los 14 años rodó su primera película en súper 8 y tiempo después captó las imágenes del desembarco de Normandía, no sin antes haber conocido a Ernest Hemingway en París.