Rutger Hauer era uno de los actores más conocidos del cine holandés de los 70, pero fue una producción estadounidense de la envergadura de 'Blade runner', realizada en 1982, la que le convirtió durante un tiempo en un rostro muy popular. ¿Quién no se sabía de memoria algunas de sus frases como Roy Batty, el replicante que toma conciencia de su realidad y lidera una violenta revuelta contra los humanos que lo han creado? ¿Hay sentencia más recordada en el cine de ciencia ficción de las últimos cinco décadas que la de Hauer en su monólogo final, bajo la lluvia ácida de Los Ángeles, ante la mirada atónita del cazador de replicantes Harrison Ford? "He visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de ataque en llamas más allá de Orion. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia". Y Batty muere, dejando más dudas que certezas en el hombre que lo ha matado.

Su interpretación del replicante ideado en el relato de Philip K. Dick, y llevado con maestría a la pantalla por Ridley Scott, es brillante, pero Hauer ya tenía tras de sí una buena carrera cinematográfica a la que solo le faltaba un espaldarazo de estas características.

Después, eso sí, lo aprovechó en cuentagotas, ya que su trayectoria post-replicante es muy irregular. Nacido en 1944 y fallecido a causa de una corta enfermedad el pasado 19 de julio, a la edad de 75 años, aunque hasta hoy no se ha dado la noticia, Hauer debutó en cine con 'Delicias turcas' (1973), la primera y más conocida de sus colaboraciones con Paul Verhoeven, drama erótico sobre las correrías amorosas de un arquitecto holandés.

Lo mejor de su etapa holandesa está ligado a Verhoeven, con el que repetiría en un drama sobre la prostitución a finales del siglo XIX, 'Katty Tippel' (1975); un relato de aventuras y espionaje, 'Eric, oficial de la reina' (1977), y el filme de moteros rebeldes 'Vivir a tope' (1980). Verhoeven también haría pronto las maletas para irse a Hollywood, pero su reencuentro con Hauer fue en la sucia, violenta y atávica 'Los señores del acero' (1985), película hiperrealista y rodada en España sobre un Medievo asolado por la peste y el pillaje.

Trabajó con Sam Peckinpah en el último filme de este, 'Clave: omega' (1983), donde encarnó a un mediático presentador de televisión atrapado en los turbios manejos de un agente de la CIA. Volvió a una edad media más limpia y con toques fantásticos en 'Lady Halcón' (1985), junto a Michelle Pfeiffer. Fue un inquietante autoestopista asesino en 'Carretera al infierno' (1986). Esa es su mejor época, coronada con la decisión de protagonizar la producción italo-francesa 'La leyenda del santo bebedor' (1988), adaptación de la novela de Joseph Roth a cargo de Ermanno Olmi en la que Hauer encarnó a un vagabundo alcoholizado que vive bajo las puentes de París. Es su otra gran interpretación junto a la del replicante que vio la puerta de Tannhäuser.

Su trayectoria posterior es errática: breves cometidos en filmes importantes y papeles protagonistas en películas de acción o terror sin demasiado interés. Pero mantuvo el tipo hasta su fantasmal aparición, casi un visto y no visto, en la reciente 'Los hermanos Sisters' (2018), donde interpreta al vengativo comodoro que manda asesinar a los protagonistas. Entre medio, una agradable serie B distópica como 'Peligrosamente unidos' (1991), un villano de postín en 'Buffy, la cazavampiros' (1992), apariciones en 'Batman begins' (2005), la manierista 'Sin city' (2005) y la serie de terror de culto 'Channel Zero', así como el papel de Van Helsing en el 'Drácula' (2012) de Dario Argento. Deja cuatro recientes participaciones en filmes ya completados y tres producciones en las que había sido anunciada su presencia.