Cineastas de todo el mundo expresaron ayer su pesar por la muerte de Marlon Brando, recordado por todos como uno de los mejores actores de la historia, pero antes que nada como un gran amigo por quienes lo conocieron. Uno de ellos fue otro grande de la pantalla, el actor estadounidense Robert Duvall, quien opinó que su compatriota fue "más grande" y "más original" como intérprete que otro mito del cine y el teatro, el inglés Laurence Olivier.

Duvall, que trabajó en Apocalypse Now (1979), El padrino (1972) y La jauría humana (1966) junto al hombre catalogado en EEUU como el "mejor actor de todos los tiempos", se enteró de la muerte de Brando en una entrevista telefónica que concedió desde Estados Unidos a la emisora Radio Mitre de Argentina. El actor se mostró "sorprendido y muy triste" por el fallecimiento de Brando.

Sobre la última etapa de Brando, consideró su obesidad "una forma destructiva" que pudo tener alguna relación con el hecho de que "hubo muchas tragedias en su vida", sobre todo familiares.

La actriz italiana Sofía Loren, que trabajó con Marlon Brando en La condesa de Hong Kong (1967), lamentó la muerte de "un queridísimo, gran amigo", tras afirmar que "actores como él deberían ser eternos".

El carácter polémico de Brando fue también recordado por el cineasta italiano Gillo Pontecorvo, que le dirigió en Queimada " (1969). "A pesar de nuestras riñas furibundas, le tenía una enorme estima; es el mejor actor con el que he trabajado nunca", señaló Pontecorvo tras conocer la muerte de Brando, quien "por cultura e inteligencia, estaba un palmo por encima de todas las otras estrellas americanas".

Más ácido en sus recuerdos se mostró Max Clifford, el publicista más conocido del Reino Unido y representante de Brando en el decenio de los ochenta, al que describió hoy como "reservado y difícil de conocer". Brando era "mezquino, irritable y magnífico, además de muy reservado", indicó.