En el año 2009 la brasileña Renée Nader Messora viajó por primera vez a una aldea Kraho en el norte de Brasil. Una década después estrena El canto de la selva, un filme codirigido junto a Joao Salaviza que retrata ese mundo indígena que el presidente Jair Bolsonaro ha convertido en enemigo público.

«La sociedad indígena es ontológicamente anticapitalista», dice Salaviza, ya que «están contra la acumulación de riqueza y poder; pero sus formas de organización política han sobrevivido cinco siglos a todo tipo de ataques y nos enseñan que es posible vivir en armonía con otros seres».

Messora también alude al hecho de que, desde que llegó al poder, Bolsonaro ha prometido, entre otras cosas, que no delimitará nuevas reservas para los indios y que autorizará las explotaciones mineras y agrícolas en sus tierras. «Es el primer gobierno abiertamente anti-indígena, es un desastre, no pensamos que íbamos a vivir esto alguna vez, sacar a un indígena de su tierra equivale a aniquilarlo, cultural y socialmente», advierte.

FICCIÓN Y DOCUMENTAL

La película, ganadora del premio especial del jurado Un Certain Regard del pasado Festival de Cannes, se sitúa en tránsito entre dos mundos: la selva y la cuidad, pero también la adolescencia y la madurez de su protagonista, el mundo espiritual y el científico.

Formalmente bebe tanto de la ficción como, sobre todo, del documental. La trama se centra en Ihjac, un joven padre de familia que siente la llamada para convertirse en chamán pero, asustado ante los cambios que eso implica, decide escapar a la ciudad.

«El mismo niño que va a la ciudad y juega videojuegos o usa whatsapp puede hallar el espíritu de su padre en el bosque, son dos realidades compatibles para él y encontrábamos ese contraste muy interesante cinematográficamente», señala el realizador Jair Salaviza.

Las tierras Kraho se localizan en el noreste del estado de Tolcatins y se extienden a lo largo de 3.200 kilómetros cuadrados. Está considerada una de las áreas más importantes de la sabana del Cerrado por su biodiversidad y porque alberga las mayores reservas hidrográficas del país.

Ambos insisten en la enseñanza que estas comunidades pueden transmitir desde el punto de vista de la ecología, ante la urgencia del calentamiento global.