Los campos de fresas no son para siempre en este filme de Danny Boyle, que imagina un mundo en el que los Beatles nunca existieron. En concreto, retrata a un compositor mediocre que un día sufre un accidente y al despertar descubre ser la única persona que conoce al cuarteto de Liverpool. Entonces hace lo que cualquier compositor mediocre en su lugar: apropiarse sus canciones. Promete ser una oda nostálgica al impacto que Lennon y compañía han tenido en la cultura popular.