El Museo de Teruel ha concluido los trabajos de restauración de la fachada de su sede principal tras una inversión de 155.772 euros con los que se han recuperado las zonas deterioradas por las condiciones meteorológicas y la acción humana, según destacaron ayer los respobles en la presentación de las obras. Este edificio renacentista, sede del centro museístico desde finales de los años setenta, depende de la Diputación de Teruel.

La restauración de su fachada es parte de otros trabajos para impulsar la labor del museo, según los responsables de la diputación, como la construcción de naves ubicadas en el Polígono de la Paz, que albergan obras, así como los trabajos que se están desarrollando para ampliar el Museo de Teruel en el Palacio del Marqués de Tosos.

El paso del tiempo y las condiciones meteorológicas, unidas a la acción del hombre, han hecho necesario que se tuvieran que acometer labores de restauración destinadas a resolver una serie de patologías que sufría la fachada antes de la finalización de los trabajos.

En concreto, se quería eliminar la pátina de enmugrecimiento, especialmente en las zonas protegidas de la lluvia, así como la costra negra, que fue retirada casi de forma completa en la restauración de los años 80, pero presente en algunos puntos de los frontones y cornisas. También se han solucionado los problemas de escorrentías que habían provocado grietas y falta de mortero en las juntas, así como fisuras y grietas provocadas por un cambio en la distribución de pesos tras la restauración de la logia.

Entre los trabajos destaca también el arreglo de fracturas y desplacaciones, algunas reparadas en los años 80 con resinas cuyo envejecimiento aconsejaba su sustitución por materiales más idóneos.

También se ha aprovechado para eliminar suciedades, así como elementos de tratamientos pasados inadecuados. Según señalaron los responsables de Artyco, la empresa restauradora, la intervención realizada ha contribuido a recuperar parte del aspecto genuino del edificio.

El doble objetivo de esta intervención de conservación y restauración ha sido devolver a la fachada la integridad física necesaria para que perdure en el tiempo y, además, recuperar la integridad estética del edificio.

En la obra, que comenzó en diciembre del pasado año, han participado doce personas entre restauradores, oficiales, arquitectos e historiadores.