Se cumplen cien años del nacimiento de Hans Heinrich 'Heini' Thyssen-Bornemisza (Scheveningen, 13 de abril de 1921- Sant Feliu de Guíxols, 26 de abril de 2002) y con motivo de este aniversario, el museo de Madrid que lleva su nombre desde 2012 celebra por todo lo alto, aunque sea en tiempos de pandemia, la figura de un hombre que consagró parte de su vida a la adquisición y conservación de más de 1.500 obras de arte, muchas de las cuales han terminado convirtiéndose en patrimonio de España.

El mejor homenaje que se le podría hacer al barón es intentar reunir las diferentes partes de una colección que, con el paso del tiempo y tras su fallecimiento, se ha ido fracturando por motivos de herencia. Por eso, Guillermo Solana, director artístico de la pinacoteca, asegura que una de las obsesiones de la institución siempre ha sido unificar ese legado para que, aunque sea en momentos puntuales como el actual, pueda convivir en un mismo espacio a pesar de las desavenencias familiares. "Ese es el empeño de nuestro museo, que se produzca un reencuentro para tener una perspectiva más global e integrada de la colección".

Tita Cervera y el barón Thyssen, en la boda de Simoneta Gómez Acedo, en 1990. /ARCHIVO

Su primera prueba de fuego fue la exposición 'Expresionismo alemán', que acaba de clausurarse y en la que se reunieron obras tanto de su viuda Carmen Cervera como de algunos de los hijos del barón, entre ellos Francesca Thyssen, al frente de la Fundación Thyssen Bornemisza Art Contemporany (TBA21).

Nuevos puntos de vista

Para Solana, en estos tiempos de pandemia y crisis económica resulta clave jugar con la colección propia y darle la vuelta, redescubrirla a través de otros puntos de vista. Esa sería la nueva orientación que maneja la mayor parte de las instituciones museísticas para su subsistencia.

Las celebraciones del 'Año Heini' se irán ampliando a lo largo de los próximos meses. En estos momentos se acaba de inaugurar 'Los tesoros de la colección Thyssen-Bornemisza', que se integrará en las salas de la colección permanente. Se trata de veinte obras cedidas en su mayoría por Francesca Thyssen para la conmemoración del centenario del nacimiento de su progenitor, entre las que destacan las piezas de orfebrería, dos esculturas del renacimiento italiano y alemán y tres tallas en cristal de roca del barroco.

Otro de los homenajes, ya que era uno de los cuadros favoritos de Heini, será la exposición del 'Joven caballero en un paisaje' de Vittore Carpaccio, después de que se haya podido asistir a su proceso de restauración en directo.

Arte americano

A partir del próximo 26 de octubre regresarán a Madrid las obras de las escuelas italiana y alemana que depositó el barón en el Monasterio de Pedralbes en 1993 y que fueron trasladadas al Museu Nacional d?Art de Catalunya (MNAC) en 2004, donde se exponen en la actualidad. En total, doce pinturas de Taddeo Gaddi, Fra Angelico, Giambattista Piazzetta o Giacomo Ceruti.

Aunque el plato fuerte llegará el 13 de diciembre para cerrar los actos con 'Arte americano en la colección Thyssen', que constará de 170 obras en un montaje especial. "Fue una de sus grandes pasiones y abarca todas las épocas hasta llegar a la explosión pop, mostrando un especial interés por la pintura de paisaje del siglo XIX", cuenta Solana.

El acceso a la colección permanente es gratuito hasta el próximo domingo, aunque la reserva de entradas hace tiempo que se agotó. También se han organizado una serie de conciertos en colaboración con la Escuela Superior de Música Reina Sofía, el Centro Superior y Fundación Katarina Gurska.

Esperando el 'Mata Mua'

Por el momento los asistentes al museo no podrán contemplar el ‘Mata Mua’ de Gauguin. El acuerdo al que llegaron el pasado marzo el Gobierno y la baronesa Thyssen por el alquiler de su colección, compuesta por 426 obras, por valor de 6,5 millones de euros al año, todavía no se ha concretado y se encuentra en estos momentos en estado de prórroga hasta mayo. Este paso sería decisivo para que se fusionase el patrimonio de Cervera con el de su marido y se reorganizase una monumental colección conjunta. Solana piensa que la edad de oro de los museos se ha terminado y hay que adaptarse a los nuevos tiempos. "Los hábitos culturales han cambiado, y no solo a causa de pandemia. Las exposiciones de arte ya no son una prioridad como lo fueron en los años 2000 y 2010, por eso es necesario abrir nuevas ventanas a la tecnología, a los recursos interactivos para profundizar y crear una verdadera comunidad". Lo que sí han certificado durante la pandemia es que hay que volver a conectar con el público español, ya que gracias a él el museo ha continuado respirando.