El Museo de Zaragoza estrena una nueva sala dedicada a la pintura barroca en la que desde ayer se muestran 12 obras del siglo XVII, con las que se sintetiza la extensa colección de arte barroco que se conserva en el museo; ejemplos que ilustran el panorama pictórico del barroco hispánico y que hacen especial énfasis en los pintores aragoneses.

Destacan el retrato doble de Jusepe Martínez y de su padre Daniel (1630), el gran lienzo de la Conversión del duque de Aquitania (1673) debida al pincel de Vicente Berdusán. Ambos pintores son los principales representantes del barroco aragonés, en sus fases inicial y plena.

Se muestran también otras obras maestras españolas como una Vanitas (1660) de Antonio de Pereda, una imponente Santa Catalina de Alejandría de escuela sevillana, o Filósofo con libro (1630-1635) del taller de Ribera, además de dos soberbios cuadros de canastillas de flores pintados por Juan de Arellano (1665-1670).

Dentro de esta planificación está previsto que durante el próximo otoño se abran al público las dos salas de referencia del Renacimiento. Desde esta manera el Museo de Zaragoza recupera el mensaje cultural propio y pone a disposición de los ciudadanos una parte de sus tesoros.