Los museos de Zaragoza están preparados para hacer frente a un robo. Quizá no cuenten con obras como El grito o La madonna de Edvard Munch pero, en el caso de que un ladrón intentara robar el retrato que hizo Goya de Fernando VII, lo tendría difícil.

A diferencia del Museo Munch de Oslo, que cuenta con un sistema de seguridad deficiente, los centros de arte de Zaragoza y del resto de la comunidad poseen dispositivos específicos para evitar este tipo de situaciones.

El Museo de Zaragoza cuenta con varios sistemas de seguridad y vigilancia. Según explicó Juan Paz, responsable de arqueología de este centro, el primero de ellos es un circuito cerrado de televisión que, dependiendo del tipo de exposición, aumenta en el número de cámaras. Por otro lado, el museo también dispone de un detector volumétrico para personas que se activa cuando el museo esta cerrado, evitándose así la entrada de cualquier intruso. Además, las obras que están expuestas en vitrinas poseen unos detectores de emergencia que activan una alarma cada vez que alguien incumple la distancia de seguridad que hay que guardar respecto al cristal. En lo que al personal de vigilancia se refiere, el Museo de Zaragoza tiene asignados de uno a tres vigilantes por planta, además de contar un servicio auxiliar de trece personas distribuidas por las diferentes salas.

Del mismo modo, el museo Pablo Gargallo y la sala de exposiciones de la Lonja cuenta con sistemas de seguridad y vigilancia similares.

En el caso de que un individuo intentara portar un arma en una bolsa o algo similar, los museos de Zaragoza también están preparados para ello. Aunque no disponen de un detector de metales, obligan a los visitantes a dejar los bolsos grandes y mochilas en la entrada y, en el caso de que el bulto sea sospechoso, incluso lo registran.

DIFERENTES SEGUROS

El robo de dos de los cuadros más emblemáticos del expresionismo, también ha generado la polémica sobre el tipo de seguro que protege a las obras de arte ya que el Museo Munch no tenía aseguradas las obras robadas del autor noruego.

Respecto a este tema, los museos de Zaragoza sí que muestran diferencias. Las obras del Museo Pablo Gargallo y de la sala de exposiciones de la Lonja cuentan con un seguro a todo riesgo. "Cada una de ellas tiene uno independiente, tanto las que forman parte de las exposiciones permanentes como de las itinerantes", afirma Rafael Ordóñez, jefe de servicios de Cultura del ayuntamiento. Este seguro hace frente a todo tipo de situaciones, desde un robo, hasta un deterioro causado por cualquier tipo de traslado.

Sin embargo, el Museo de Zaragoza y el Pablo Serrano tan sólo cuentan con un seguro de la Administración que protege la obra cuando ésta sale del centro al que pertenece, ya que están bajo el amparo del Gobierno de Aragón y son de titularidad autonómica. En el caso de que alguna fuera robada, Juan Paz asegura "que se intentaría encontrar" y si no se lograra su valor económico sería irrecuperable. Afirmó también, que no cree que sea necesario otro tipo de seguro ya que el vigente es el propio del Estado que protege las obras, por ejemplo, en caso de incendio.